sábado, diciembre 20, 2014

Cuentos de Navidad

Por la Gaticueva todo estaba quieto y callado, no se movía ni un ratón. Los buenos lectores se habían ido a dormir temprano y se habían portado bien todo el año, para que papá Harry que no era reno sino uno de los ayudantes desconocidos de papá Noel, les pusiera debajo del árbol un par de cuentos para la Navidad... y como todos se han portado tan bien y han hecho tantas travesuras, aquí van dos cuentos de 365...

150. Villancico.
Caos es la única palabra que sería capaz de aproximarse a una descripción del Centro Histórico de San Salvador en la semana previa a la navidad. Miles de personas que hormiguean con los rostros congestionados por el calor, entre los cientos de bocinas del tráfico parado por horas, como dinosaurios atrapados en las prehistóricas pilas de alquitrán, gimiendo lastimeramente al azulísimo cielo de diciembre mientras se hunden en la reverberación del calor que desprende cada centímetro cuadrado del cemento sin el auxilio del aire acondicionado. En medio de la Plaza Cívica frente a la Catedral, bajo la sombra de la ceiba, apoyada en la verja pintada de verde, una prostituta cincuentona entrada en carnes, deja ver descaradamente su oficio enfundado en una camisa de tubo de un morado metálico, que le queda dos tallas más chica, al igual que la falda de algodón alicrado, de un verde limón, que marca la tanga en su enorme trasero; todo le tiene sin cuidado, mira alrededor disfrutando del paisaje mientras tararea: “güi güish una meri crismas… güi güish una meri crismas… güi güish una meri crismas an japi niu yiiiiirrr…”

151. Espíritu navideño.
Todo ese tema de la navidad le tenía sin cuidado, en esto no era nada original, más bien se sumaba a uno de los tres tercios de la humanidad en esta época del año: los entusiastas, los que la odiaban con todo el hígado y a los que les tenía sin cuidado; a él, repito, le tenía sin cuidado y no había nada particular para ello: no pertenecía a alguna cultura exótica que no reconociera la fecha, no existía ningún trauma de infancia, ningún  amor perdido en la temporada, ningún abandono, es más, disfrutaba de la gastronomía de la época como lo haría con la gastronomía de cualquier otra de las celebraciones que se sucedían a lo largo del año, en ese país que parecía ser aficionado a las celebraciones, más por ir de compras y tener otro pretexto para emborracharse aparte del fútbol, que por una emoción  sincera. No tenía nada en contra de la temporada navideña: es que simplemente no le gustaba la gente aglomerada.

p.d. Harry y Jen se van de vacaciones, así que cerramos La Gaticueva y regresamos hasta después del Día de Reyes. ¡Nos vemos en 2015!

sábado, diciembre 13, 2014

Señores Candidatos

La campaña electoral no ha comenzado, al menos no formalmente, aunque hay invitaciones de uno y otro partido político a los diferentes sectores sociales, grandes vallas publicitarias con nombres de los candidatos y spots publicitarios... claro, no es campaña porque "no se pide el voto", uno se acostumbra a tales eufemismos o acaba con úlcera gástrica y hasta cerebral de tanto hacer bilis. Pronto comenzarán los spots navideños donde cada candidato saludará, deseará una feliz navidad y un próspero 2015 y  pedirá a los votantes que piensen cuál es el país que desean, como si fuera cuestión de pedirlo al Niño Dios (de nuevo, no es campaña porque no se pide el voto).
A una le dan ganas de enviarle una cartita a los señores candidatos, en plan de lista de deseos, para ponerse en el ambiente, sin embargo de momento me da más curiosidad saber qué proponen los candidatos para alcaldes y diputados de los diferentes partidos en cuanto al Sector Artístico, al menos si habrá un punto consignado para ello dentro de la plataforma de Cultura, si es que existe.
No, no, voy a decir Sector Cultural para tratar de que el Arte se vea como algo serio, utilitario, con finalidad de prevención social o cualesquiera de los apellidos que se le ponen al Arte para hacer que quepa aunque sea a la fuercecita en cualquier planificación, tampoco voy a llamarlo industria cultural: el teatro de grupo, el teatro experimental, los performers, los colectivos multidisciplinarios, los artistas de nuevo circo, las editoriales cartoneras y otros muchos no tienen un modelo de producción que pueda ser considerado como industria cultural, eligen no tenerlo porque su búsqueda va encaminada hacia otra cosa.
No digo para el Sector Cultura, digo para el Sector Artístico. Junto a mi trabajo cultural yo soy Artista, soy escritora y hago Arte Escénico, mi producción que no es por encargo responde a otras inquietudes que no necesariamente ponen en primer plano un discurso de prevención social, a veces mis formas discursivas no son políticamente correctas, en ocasiones  el público al que me dirijo no es el que está en boga en las agendas de las ong's, mis formas de producción no responden a las de una industria cultural, pero hago Arte, los destellos de Belleza que logro reflejar en mi trabajo persiguen encontrar al Humano que será mi interlocutor entre el público anónimo al que mi obra llegue, allí no daremos discursos ni doctrinas, hablaremos de la violencia, de la vida de las mujeres y de los hombres, del amor, del engaño, de lo que nos atemoriza y de lo que nos esperanza, ojalá no estemos todos de acuerdo, pero ojalá podamos encontrarnos por un momento, ese es mi aporte a la construcción social del país que sueño: un lugar donde la gente también tenga derecho al goce estético, a la risa y a la imaginación, a la recuperación de su Humanidad, del derecho de compartir el espacio público y de sentirse parte de una comunidad.
Como ciudadana de este país pago puntualmente mis impuestos y los servicios que recibo, soy cabeza de familia (como muchas mujeres salvadoreñas) y sostengo económicamente una casa, pago los servicios de los colegas Artistas y Artesanos que participan en mis producciones, movemos una micro economía de servicios (transporte, alquileres, servicios, compra de productos) y generamos empleos, nos capacitamos constantemente para ofrecer  mejor calidad cada vez, representamos a El Salvador en el extranjero participando en giras y recibiendo premios para nuestro país, viajes que nos costeamos con nuestros propios medios, generamos relaciones humanas y modelos de producción que promueven la solidaridad y el intercambio respetuoso de los que entran en ellos y no renunciamos a nuestros ideales.
Como ciudadana de mí país no quiero escindirme interiormente, renunciar a ser dueña de mí y comportarme de un modo contrario a mi Ser, es decir, no quiero alienarme. Como ciudadana y votante, tampoco deseo emigrar, quiero hacer mi trabajo artístico en donde nací y que se respete mi sentido de pertenencia y el arraigo a mi tierra, no quiero que se me obligue a migrar para poder escribir y hacer arte escénico en condiciones que me permitan mi sostén económico y humano y el de la familia que mantengo, con dignidad.
Señores candidatos a alcaldes y diputados, yo soy Artista y también soy ciudadana, votante, contribuyente, trabajadora y quisiera saber qué me proponen ustedes, como candidatos a representarme en el gobierno de mi país, para que el Sector Artístico salvadoreño pueda realizar su aporte a la construcción social a través de su trabajo, cómo van a cumplir con su obligación de garantizarnos el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social, que consigna el artículo 1 de nuestra Constitución. No quiero que me ofrezcan presupuestos como quien ofrece dulces a la garduña para que se los peleen a empujones y arañazos, ni soluciones miopes e inmediatistas como quien ofrece una bolsa de granos básicos después de una larguísima cola bajo el sol, una vez cada campaña, no quiero que me digan que tienen una receta para la solución absoluta de todos mis problemas, ningún gobierno puede resolvernos la vida, las soluciones las construimos juntos pero necesitamos un marco legal y económico para hacerlo, por ello  quiero un planteamiento serio que me haga decidirme porqué debe ser usted a quien se le pague su salario con mis impuestos y mi trabajo.

Jennifer Valiente
Artista escénica y escritora

sábado, diciembre 06, 2014

Larga vida...

No sé cuántos años tenía, los suficientes como para leer todo lo que me caía en las manos, preferir mil veces a Mazinger sobre cualquier historia de chicas huérfanas y enamoradas y para tener dos grandes amores: Charles Darwin y el Señor Spock.
Lo de Darwin fué un amor tortuguil. En uno de los Almanaques Escuela para Todos que mi abuelo coleccionaba y usaba como se usan las enciclopedias, había unas tortugas del tamaño de una casa (léase en mi interpretación de ese momento, considerando la fotografía), era una tortuga gigante de las Islas Galápagos, donde Darwin había realizado sus observaciones sobre la fauna, especialmente los pinzones, que luego contribuirían a la elaboración de su Teoría de la Evolución. Cada vez que mi abuelo hablaba de la Evolución, mi abuela lo llamaba masón. Cada vez que yo veía la foto de la enorme tortuga, me convencía que cuando fuera grande sería exploradora y científica y seguramente me iría a una isla con muchos animales y poca gente.
Uno de esos días, cambiando canales en nuestro televisor, un armatoste ruidoso que marcaba con un sonoro ¡clac, clac! los cambios de canales, vi una nave... era la Enterprise, la nave insignia de la Flota Estelar de la Federación Unida de Planetas y en la tripulación, además de personas de diferentes razas, habían personas de diferentes planetas... aquello me pareció... fascinante. Fascinante todo lo relacionado con los vulcanos (y luego con los klingons), planetas por descubrir y la inolvidable frase de entrada: "El espacio, la frontera final..." ¿Cómo será estar en donde ningún ser humano ha estado jamás?, pensaba . De hecho para mi próxima vida pediré ser vulcana o un elfo (deben ser las orejas).
Aquella serie, además de ser una de las primeras que presentaban a personas de diferentes razas como protagonistas ante la sociedad estadounidense del '68 (ni pensaba yo en nacer), año en que Tommie Smith y John Carlos alzaban su puño enguantado de negro en los Juegos Olímpicos de México y la teniente Uhura (una teniente, mujer, afroamericana) monitoreaba comunicaciones interestelares, fue la puerta de entrada a todo un universo de nuevas palabras: velocidad warp, agujeros de gusano, planetas, fuerza de gravedad, lógica... y a nuevos apuros por conseguir otros libros que contuvieran esas nuevas palabras. hermosos libros que hablaban de cosas enormemente grandes o enormemente pequeñas, cosas que parecían surgidas de la imaginación de un escritor pero que eran de verdad. Entonces decidí que luego de pasar un par de años conviviendo con muchos animales y poca gente, me iría a explorar otros mundos, claro, eso fue hasta que descubrí que la altura me daba vértigo... cosas que le suceden a una en el mundo real.
Darwin y la expedición del Beagle junto al Señor Spock y su lógica vulcana, influenciaron mi época científica, que duró formalmente hasta un par de años después de haberme graduado de Bióloga, cuando dejé la Biología por el Teatro. No fui a otros planetas ni a otras épocas, no en una nave espacial al menos, sin embargo a veces me descubro después de la función de estreno, sistematizando los resultados de la investigación escénica y estableciendo su clasificación o construyendo el esquema de un nuevo ciclo de entrenamiento actoral, definiendo las variables a correlacionar y aventurando alguna hipótesis a propósito del fenómeno del movimiento en el cuerpo del actor o alguna otra cosa, entonces me río de mí con mucha simpatía por mi nerd interior que conserva casi intactas sus orejas vulcanas y le deseo larga vida y prosperidad.

domingo, noviembre 30, 2014

Black Saturday

Sábado 29. 11:30 a. m. Después de más de 24 horas, la fiebre había cedido, el estómago había abandonado su revolución con cara de guerra nuclear y me dolía menos la garganta, pude comer algo y había que hacerle huevo para no dejar colgada una presentación de cuentacuentos en un cantón de Cabañas. En el camino al salir de casa, los últimos pepenadores abandonaban los basureros, esa es una imagen a la que nunca voy a acostumbrarme, a la gente hurgando en medio de la basura.
Nos tomó más de media hora poder atravesar el tramo que separa uno de los enormes  centros comerciales de San Salvador de nuestro local. Abrí los ojos cuando sentí que no avanzábamos y me encontré con un caos vehicular digno de una escena de evacuación en una película de zombies, nada más que en este caso, los zombies iban dentro de los vehículos con cara de tráfico de más de una hora. Multitudes bajando de los autobuses de la zona norte y sur de San Salvador y dirgiéndose al centro comercial.
- ¿Qué pasa?  pregunté alarmada, porque en serio pensé que algo pasaba, yo que siempre me entero de todo con retraso.
- El black friday - me respondió el motorista - así está desde ayer y así va a estar todo el fin de semana.
Lo había olvidado. Otra importación más, además con nombre de día aciago, ese nombre siempre me recuerda el Jueves Negro que en 1929 marcaba el inicio de la Gran Depresión. Muchas historias había escuchado de este black friday, desde la risible que propone que los grandes negocios pasan en números rojos todo el año, pobrecillos ellos sacrificándose por el consumidor, y es hasta ese viernes que vuelven a negro, hasta la del terrible viernes para la policía de Filadelfia con los visitantes que llegan a ver  el Army-Navy Game el siguiente sábado del día de Acción de Gracias o la más macabra, sobre la venta de esclavos para los trabajos invernales en las plantaciones. Recordé además que para el viernes se habían convocado manifestaciones anti racistas en los grandes almacenes estadounidenses, sobre todo en Ferguson ¿habrían podido hacerlo? Viernes negro, viernes de luto, pensé.
Como fuere, los centros comerciales, absolutamente todos, lucían abarrotados. Un verdadero infierno sartreano, con colas y empujones. Seguramente muchos que hace un par de semanas se habían quejado por los deficientes servicios de ciertas compañías telefónicas, estarían en ese mismo momento abarrotando las agencias en busca de un nuevo teléfono inteligente, de esos que casi casi te preparan el desyuno, o usando la nueva extensión de crédito que recién han concedido los bancos en sus tarjetas, para comprar artículos que luego del alza de precios de octubre, vuelven a estar en los mismos precios de septiembre; allá irá el salario de diciembre, el aguinaldo se usará en las fiestas y en enero, para la época escolar, se volverá al ciclo de endeudamiento con los usureros institucionales o particulares y la rueda del consumismo  seguirá girando graciosa y ágilmente, bien engrasada por el endeudamiento para conservar el estilo de vida estadounidense... excepto que nosotros ni siquiera somos una colonia formal, con papeles... hasta para eso somos wanabees, pensé para mí misma y me dí cuenta que me había puesto de mal humor, seguramente debilidad por la enfermedad, reflexioné.
Afortunadamente el microbús logró salir de la capital, como sale un naúfrago dando brazadas de casi ahogado y con retraso, logramos llegar al cantón, donde en un predio de polvo y terrones rojizos se formaba un pequeño espacio rodeado por sillas plásticas en el que medio centenar de chiquillos con yinas desgastadas, pies polvosos, pelo tostado y seguramente menos tamaño del que correspondía a su edad, esperaban. Qué triste, tristísimo pobrecito país mío, pensé mientras me bajaba del micro, haciendo mi mejor esfuerzo por recobrar mi buena cara y mi disposición para poder ir a encontrar la belleza en el escenario.

sábado, noviembre 15, 2014

Telarañas

Entré a la Gaticueva y me espanté al ver que la última entrada fue el último sábado de septiembre, creo. Generalmente escribía los sábados por la tarde, el único remanso de cuatro horas en mi atolondrado y apretado cotidiano, donde me desconectaba de todo y simplemente me soltaba frente a la pantalla. Pero luego entré en la vorágine del último trimestre del año, ese momento caótico donde se acumulan los trabajos (por gracia y fortuna) y de repente te encuentras escribiendo por encargo una docena de cuentos y un par de piezas... escribir por encargo, montar por encargo son cosas que antes me cabreaban mucho, pero que hoy hago con gusto y mucho estrés, primero porque significa que alguien cree que eres lo suficientemente bueno como para encargarte algo y atreverse a pagar por ello y luego porque te ayuda a seguir puliendo el oficio así sea bajo presión.
Y no es que deje de escribir, todos los días a las cinco de la mañana me levanto a escribir una página en mi diario, meditar, hacer yoga, salir a caminar con el Niche y preparar el desayuno, esas cosas que uno increíblemente hace aunque el cerebro comience a funcionar después de las diez de la mañana y el segundo café del día, solo para no terminar perdiendo la razón por el oficio de burócrata y tener mucho contacto con la realidad. Todas las noches escribo o corrijo religiosamente por una hora, corregir, esa especie de deporte nacional en mi planeta, que a veces se convierte en TOC. Lo dicho, no es que haya dejado de escribir, pero con La Gaticueva creo que estaba esperando el momento adecuado, ese ritual de sábado en que me daba cita con la pantalla, me sentaba decentemente a la mesa, con luz de día y taza de café al lado, en fin, ese momento de sentirse como escritor más o menos formalito y en personaje, ya saben, como los de los libros, qué les digo, una también tiene sus momentos de ilusión... y en buscar el momento adecuado se pasó un mes, hasta que en una actividad literaria en que estuve en esta semana, alguien se me acercó a saludar: ¡Harry! ¿qué tal? Siempre leo 365 los sábados... y sin saber porqué me acordé de Papá Buck.
En algún lugar leí algo de Papá Buck, en el tiempo de la Cofradía de Bukowsky, cuando nos compartíamos las santas escrituras con Héctor, en algún lugar leí algo sobre esperar el tiempo perfecto para escribir, decía algo como que el tiempo perfecto para escribir no existía, si tenías que escribir escribías, aunque te hubieran cortado la luz, aunque no hubieras comido nada en todo el día, aunque no estuvieras seguro de si lo que ibas a escribir era bueno o simplemente te estabas engañando pensando que lo de escribir era tu oficio, simplemente te sentabas delante de la máquina de escribir y escribías, porque no podías no hacerlo. Si, de esas asociaciones mentales en mi planeta, que no sabes por qué autopista vino, pero que me hizo abrir de nuevo La Gaticueva, por el malsano gusto de compartir banalidades con los cibernautas desprevenidos.
Y al levantarme hoy a las cinco de la mañana, en lugar de escribir mi diario, meditar, hacer yoga y salir a caminar con el Niche, agarré un trapo y me puse a sacarle las telarañas a la Gaticueva, a ver si queda medio decente y quien sabe, tal vez este sea el inicio de un nuevo ritual de sábado, que de momento dejo hasta acá porque el Niche me ve con cara de: ¿Y al fin vamos a salir o qué? Y es que este perro, como yo, es un animal de rituales, por eso me simpatiza.

sábado, septiembre 27, 2014

Cuénteme...

Llegamos por la mañana a la clínica comunal del Seguro Social en Santa Tecla. Arreglamos la mesa, conseguimos las sillas, Martita colocó nuestro cartel y Mario y yo nos preparamos a recibir a nuestros pacientes. Una vez más habíamos abierto nuestra clínica poética. Era la segunda vez que acompañaba a Mario Noel en su proyecto "Lectura en voz alta y se hacen versos de amor".
La gente se comenzó a juntar y a preguntar: ¿toman la presión? ¿están despachando medicamento? ¿qué están regalando?. - Poemas, dijimos, y comenzamos a tener fila de espera.
La primera vez que lo hice casi entré en pánico... ¿escribir poesía? ¿de lo que te cuentan? ¿para alguien que no conoces? Pero las palabras son mágicas, una vez que empiezas a usarlas y a jugar con ellas, se corre la voz y llegan todas en tropel a ver para qué son buenas.
La gente llega, se sienta, habla, sonríe, te dice lo maravillosa que puede ser la vida, te pregunta, llora, a veces en cuanto se sientan se les llenan los ojos de lágrimas y te cuentan cosas que no le cuenta a su médico.
Así llegó una señora. Al principio nos miró con desconfianza, como si lo que estaba sucediendo no fuera posible. Luego se sentó y me pidió algo para su hija mayor... luego hablamos por un buen rato y me contó una de esas historias duras que se te quedan atravesadas en la garganta y que brotan una vez si y otra también de los labios de muchas mujeres en este país donde ser mujer es oficio peligroso. Yo escribí y ella leyó. Cuando levantó la cara del papel tenía esa mirada  de quien ve escrita su historia.
¿Y usted como se llama?, me dijo cuando nos despedimos y siguió: nunca me imaginé que me iba a escuchar una poeta y que me iban a escribir, le voy a pedir a Dios que a usted le vaya muy bien con sus libros, y se llevó mi papel como quien se lleva el importante resultado de un examen. Yo me quedé pensando en todas las veces que me han preguntado porqué hago lo que hago, de seguro debe ser por días como este, donde en medio de todo el dolor cotidiano, podemos ver la belleza en el otro.

sábado, septiembre 20, 2014

Aquel top ten...

Y a causa de Alberto López Serrano y del facebú, Ricardo Tobar me nominó para pensar en un top ten de mis pelis favoritas, me acordé de mi mamá y de las sesiones de permanencia voluntaria viendo Superman... una genialidad. Al igual que con los libros o la música, no discrimino mucho,  tengo algunas pelis que he visto recurrentemente y otras que no podría ver de de nuevo, aunque eso no hace ninguna diferencia al momento de escoger un top ten (escoger, qué tortura), así que acá va...
1. Star Wars... todas, absolutamente todas... cada vez que tengo que hacer algo realmente difícil pienso: "que La Fuerza me acompañe" y funciona.
2. Star Trek, sobre todo la inmortal sabiduría vulcana de Spock en La ira de Khan: "El interés de muchos pesa más que el de unos pocos o el de uno mismo" y si... prefiero a Leonard Nimoy que a Zachary Quinto ¡Tor Dif smusma je!
3. Alien: el octavo pasajero. Amé a Sigourney Weaver como Ripley y esa bestia espacial es uno de mis favoritos, de verdad, trabajo consagrado del buenazo de H.R. Giger, lástima que las pelis fueron desmejorando.
4. El Señor de los Anillos...¿tengo que decir más? Todavía estoy buscando donde aprender élfico, por si alguien puede darme referencia.
5. Lilo y Stitch... mido el nivel de maldad tomando como punto de referencia el nivel de maldad de Stitch y conozco a algunas personas que superan por mucho ese nivel de maldad.
6. Kill Bill, las dos, de hecho para navidad quiero un traje amarillo y una espada hecha por Hattori Hanzo, si quieren quedar bien conmigo, ya saben. Además el final del Vol. 2 es una de las cosas más románticas que he visto en mi vida.
7. Billy Elliot. Stephen Daldry se peló.. las imágenes, la ambientación en la huelga de los mineros británicos, el manejo de los silencios, la banda sonora... en serio...
8. La leyenda de 1900. Tim Roth y esa banda sonora... ¿hace falta mayor explicación?
9. 2001 Odisea del espacio. En serio, si eres capaz de ver impasiblemente la muerte de HAL 9000, si resistes sin lágrimas la canción infantil que HAL 9000 canta mientras es desconectado, no eres humano. Creo que en ninguna parte he visto a un ser humano tan humano como esa computadora.
10. V de Vendetta... "Remember, remeber, the 5th. of november..." la novela gráfica es definitivamente más fumada, claro, el genio de Lloyd, pero la peli es digna de ver por Hugo Weaving, que también es inolvidable cuando encarna al Agente Smith y dice aquello de: Mr. Anderson...

Como cualquier lista en mi vida, esta está lejos de ser definitiva y si, está bastante influida por mi nerd interior, pero qué le vamos a hacer...

sábado, septiembre 13, 2014

Saludemos pues

Claro que me sé la oración a la bandera salvadoreña, de hecho me resulta muy simpática, sobre todo dicha por algún chiquillo de primer grado durante alguno de los lunes cívicos en un centro escolar. Hoy sin embargo, no me siento muy motivada con el azul y blanco, ni con las banderitas para automóviles, ni los anuncios que te dicen que todo está bien en nuestro maravilloso país donde todos nos creemos los mitos inventados en el siglo diecinueve, las donas están al dos por una y los capuchinos a dos por $2.50 (lo de los capuchinos me tomó por sorpresa).
No voy a volver a a enumerar la lista de males conocida por todos los que viven de este lado del país que no conocen los que salen en la tale, donde la calles y aceras jamás son uniformes y donde no eres más que una cifra, ya sea en número de muertos o en porcentaje de embarazos adolescentes, maltrato, abuso sexual o  laboral jamás denunciado porque todo, desde los grafitis que marcan territorio y que miras al salir de casa, hasta las autoridades que se empeñan en invisibilizarte, todo te dice que veas, que oigas y que por tu propio bien te calles, igual eso no es garantía de que no te pase nada, prueba de eso es que a mis hijos los han asaltado los mareros y les ha pegado la policía por igual.
En ese punto dejas de ver noticieros, porque tanta impunidad presentada con tanta desvergüenza acaba por dar náusea, tanto recurso puesto al servicio de intereses exclusivamente personales, en todos los niveles y de forma tan descarada, tanto abuso de poder te da  vergüenza, propia y ajena. Entonces uno se acuerda de la sabiduría de Roque: "Deberían dar premios de resistencia por ser salvadoreño" y lo menos que puede hacerse es decir algo como esto, en lugar de cantar el himno:

El Gran Despecho

País mío no existes
sólo eres una mala silueta mía
una palabra que le creí al enemigo

antes creía que solamente eras muy chico
que no alcanzabas a tener de una vez
Norte y Sur
pero ahora sé que no existes
y que además parece que nadie te necesita
no se oye hablar a ninguna madre de tí

Ello me alegra
porque prueba que me inventé un país
aunque me deba entonces a los manicomios

soy pues un diocesillo a tu costa

(Quiero decir: por expatriado yo
tú eres ex patria) 

Pero al ver este paisito tan chuquito y mocoso, tan descriadito y de ojos grandes, uno comprende absolutamente cómo se puede llorar escuchando el himno nacional, dan ganas de agarrar un trapo y decirle: "vení pues" y tratar de componerlo aunque sea un poquito, aunque te muerda y aruñe, aunque no te de ni las gracias, uno entiende pues, completamente, como se puede amar y odiar tanto al mismo tiempo, así que si usted quiere saludar la patria orgulloso, dele, yo lo entiendo.

sábado, septiembre 06, 2014

Aprender... aprender... aprender...

Siempre que puedo hago taller, tomo cursos, hago clase y aunque ya sean temas "vistos", rara vez puedo decir que ya sabía todo lo que se aborda, por muy básico que el taller, curso o clase sea, tal vez vuelva a re visitar conceptos ya conocidos, pero definitivamente siempre hay algo nuevo: el tallerista que tiene un nuevo punto de vista sobre los contenidos, los compañeros y compañeras que vierten opiniones y vivencias nuevas, una misma que se sorprende pensando nuevas cosas o contradiciendo cosas que ya creía inamovibles en mi imaginario.
Tener nueva información a partir de nuevos datos o de tratar datos conocidos desde otros ángulos para generarla es absolutamente apasionante, sientes cómo tu cerebro se expande con los nuevos datos, les da vuelta, los reacomoda y de pronto, sientes cómo todo cae en su lugar y algo dentro de ti, dice: ¡ah, con que es así! De alguna forma es como regresar al laboratorio y ver que tus resultados puestos en estadística, son congruentes con la teoría que te hiciste al inicio de la investigación, es una sensación genial.
Eso ha sucedido esta semana. Entre los artículos del aula virtual de Nuevos enfoques hacia la infancia y juventud en las artes escénicas y el Taller Viaje al oficio de escritor con Jacinta Escudos, he tenido todo un flujo de nueva información que hará de Septiembre un mes sumamente interesante para mi nerd interior. Además siempre es bueno ver que ya otras personas han tenido o tienen ideas tan locas como las tuyas, eso te hace sentir menos sola.
El oficio teatral y el oficio literario comparten muchas cosas: la investigación, la imaginación, la habilidad para contar una buena historia y crear la tensión necesaria para mantener contigo al lector o al espectador y llevarlo a un viaje emocional. Desde el escenario o desde la página, organizar las acciones y las imágenes, crear el ambiente, dar vida a los personajes, quizás a personajes que nunca podrían existir más que en la imaginación, para hablar de lo que llevamos por dentro, para iluminar esas partes oscuras de nosotros que deseamos ver y reconocer, eso también es apasionante. Ese momento de incertidumbre cunado la nueva idea va tomando forma y todavía no sabes bien cuál será el resultado final y ese momento de incertidumbre, muchos meses o un par de años después, cuando enfrentas el resultado al público o al lector, eso es sin duda, sentir como fluye la vida por cada uno de tus poros.

sábado, agosto 23, 2014

Mortalidad


A la dança mortal venid los nascidos
que en el mundo soes de qualquier estado;
el que non quisiere a fuerça de amidos
facerle e venir muy toste parado.
Pues ya el freire vos ha pedricado
que todos vayais fazer penitencia,
el que non quisiere poner diligencia
por mi non puede ser más esperado

(Danza Macabra. Teatro medieval)


La semana pasada ha sido la semana de la muerte, desde la muerte mediática de Robin Williams, que impacta porque ha sido y seguirá siendo uno de mis comediantes de referencia, siguiendo con la muerte de Sarbelio Henríquez, que duele por  lo repentina, por sus 29 años, por todos los proyectos que faltaban, por su sonrisa inconfundible, por toda la gente que lo echa de menos; hasta la tristeza compartida por la muerte de la madre de mi querida amiga Ana Mercedes y la más reciente, la de ayer, de Mamá Mariíta y sus 108 años de vivencias y el amor profundo de su familia, esas muertes de nuestros mayores que llenan el corazón de tristeza pero que se aceptan como parte esperada de la ruta de la vida.
Y entre tanta muerte, que no son las estadísticas diarias, impersonales, frías, de la violencia nuestra de todos los días, sino fechas que marcan la partida de quienes han sido parte de nuestras historias personales, uno vuelve a caer en la cuenta que somos, como nuestros ancestros lo sabían, un grano de polvo cósmico en la inmensidad del universo, del tiempo, de la vida, aunque los ancestros digan también que el tiempo y el espacio no existen.
La vida viene a ser entonces un álbum de momentos, en el que minuciosamente coleccionamos historias para poder revisarlas entre nuestro último suspiro y el paso a lo desconocido que tanto nos incomoda, digo yo que por falta de confianza;  y nada define tanto nuestra humanidad como ser conscientes de nuestra propia mortalidad.
La muerte es esa forma nuestra de medir la vida, la urgencia que rige nuestros apetitos y desesperanzas y por mucho, el ángel guardián del arte. Personalmente creo que fuera de excusas, hacemos arte para distraernos de nuestra mortalidad y para tal vez, en una de esas, despistar a Las Parcas, que son nuestras mejores musas desde el gran Nezahualcóyolt  hasta las sombrías barracas de Terenzín; hacemos arte como memoria de lo irrecuperable y como olvido de nuestra mortalidad, como luz cenital sobre lo que sería si fuéramos inmortales, como intento de ser más grandes que nuestra limitada vida.
Cada quién lidia con la muerte con el capote que mejor maneja. Yo por caso, evito los funerales, no opongo resistencia a la tristeza y escribo cualquier tontería que se me venga a la cabeza, como digamos, esta entrada de blog. Porque aunque uno sepa que la vida y la muerte son alternancias, una espiral con ciclos que acaban para volver a comenzar, esa sensación de mortalidad, el transitar entre lo efímero y saber que cada momento se habrá ido para siempre, es lo que nos permite buscar la poesía de las cosas  para extraer  la inmortalidad que anhelamos, o en palabras del poeta-rey de Texcoco:

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos    

Nezahualcóyolt.-                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

sábado, agosto 16, 2014

99 monos

Mi compusita tronó del todo y no puedo usarla, así que hoy tengo puntos y apartes, pero me muero de la preocupación por saber si mi pobre compañera de aporreos verbales será capaz de salir de esta. En fin, que hay que escribir la entrada de esta semana.
He vuelto a mi viejo vicio de leer en los buses y gracias a Ana Mercedes, he vuelto a una idea que hizo que tenga límites personales como llevar la basura en mi bolso hasta encontrar un basurero, no comprar en los puestos de las aceras y otras tantas que  en ocasiones abandono por estos apuros y pesares en los que la ley de la selva en la que vivimos nos hace pasar. Leo "El millonésimo círculo" de Jean Shinoda Bolen y leyendo recuerdo a la querida Consuelo Tomas, genial poeta  panameña que conocí cuando le dábamos forma al proyecto Carromato, que luego ha sido aprovechado por tantos colegas centroamericanos. Consuelo me explicaba lo de la Masa Crítica: el cambio no llega de golpe, el cambio llega cuando un número considerable de individuos se comprometen a cambiar  de manera consciente sus patrones de conducta y forman una masa crítica que cataliza los cambios.
Recuerdo que ese pensamiento puso a resonar algo en mí, pero fue hasta un par de años después, en una de estas conversaciones sobre Evolucionismo, con encarnizadas intervenciones darwinistas, lamarckistas y weismannistas, ignorando la cizaña de la transcriptasa inversa, que alguien citó en broma la Teoría de la Resonancia Morfogénica y la mitad de los charlantes se echó a reír como si les hicieran cosquillas, yo pregunté y alguien me presentó a Rupert Sheldrake como un biólogo trasnochado rayando en médico brujo. Aún así insistí y leí la Teoría de los campos mórficos:
"La resonancia mórfica es un principio de memoria en la naturaleza. Todo lo similar dentro de un sistema autoorganizado será influido por todo lo que ha sucedido en el pasado, y todo lo que suceda en el futuro en un sistema similar será influido por lo que sucede en el presente. Es una memoria en la naturaleza basada en la similitud, y se aplica a átomos, moléculas, cristales, organismos vivos, animales, plantas, cerebros, sociedades y, también, planetas y galaxias. Así que es un principio de memoria y hábito en la naturaleza".
Es decir, para que se produzca un cambio, un número considerable de individuos debe cambiar  y alcanzar un nivel crítico que modifique al conjunto entero. En "El millonéismo círculo", Jean Shinoda Bolen lo pone de esta manera: "La conducta de una especie cambia cuando las modificaciones dentro de ella alcanzan un nivel crítico, es decir, cuando se manifiestan en un número exacto de sujetos; a raíz de ello, el comportamiento y los hábitos de la especie entera experimentan una transformación".
Y para ilustrarlo, agrega el cuento de Ken Keyes Jr.: "El mono, Macaca Fuscata, fue observado en su estado salvaje durante un periodo de mas de 30 años. En 1,952, en la isla de Koshima, los científicos empezaron a proporcionarle a los monos patatas dulces, que dejaban caer en la arena.
A los monos les gustó el sabor de aquellas patatas, pero hallaban poco grata la arena. Una hembra de 18 meses de edad, llamada Imo, vió que podía solucionar el problema lavando las patatas en el océano. Le enseñó el truco a su madre. Sus compañeros de juego también aprendieron éste nuevo método y también se lo enseñaron a sus madres respectivas.
Esta innovación cultural fue aprendida gradualmente por varios monos ante la mirada de los científicos. Entre 1,952 y 1,958, todos los monos jóvenes aprendieron a lavar las patatas para que fuesen más sabrosas. Sólo los adultos que imitaron a sus hijos aprendieron ésta mejora social. Otros adultos continuaron comiendo las patatas sucias de arena. Entonces, sucedió algo asombroso.
En el otoño de 1,958, cierto número de monos lavaba sus patatas. Supongamos que cuando el sol salió una mañana, había 99 monos en la isla Koshima que ya habían aprendido a lavar las patatas dulces. Supongamos también que aquella mañana, el mono número 100 aprendió a lavar las patatas. Aquella tarde, todos los de la tribu de monos lavaron sus patatas antes de comerlas. ¡La suma de energía de aquel centésimo mono creó una masa crítica y a través de ella, una eclosión ideológica! Lo más sorprendente observado por los científicos era que la costumbre de lavar las patatas cruzó espontáneamente el mar.... ¡Las colonias de monos de otras islas y el grupo continental  empezaron también a lavar su patatas!. Poco a poco, más y más monos fueron aprendiendo el nuevo comportamiento, y un buen día, súbitamente, toda la colonia estaba lavando las papas. Pero lo más sorprendente fue que a partir de ese día, los monos de otras islas, sin contacto con los anteriores, también habían aprendido a lavar las papas, incluso los monos deTakasakiyama, en pleno territorio de Japón".
No sé si los modelos experimentales de Sheldrake sostienen con firmeza su teoría, si la acogí por mi afinidad con las revoluciones personales o si soy un mono más en este experimento, pero si probamos tantas otras cosas ¿Porqué no? ¿Qué es lo peor que podría pasar si un día, en lugar de seguirme quejando por lo mal que estamos, dejo de tirar la basura por la ventanilla del bus, comprar cachadas en las aceras, evadir impuestos, aceptar sobornos, poner la conveniencia por sobre la ética? ¿Qué pasa si hago los cambios de lo que no me gusta como funciona a un nivel individual y luego se lo enseño a quien tengo más cerca? Tal vez no pasa nada, tal vez solo mi entorno personal mejore o tal vez me doy cuenta que una golondrina hace verano cuando a pesar de todo vuela,  ya habrán otras golondrinas que se sumarán hasta quebrar el antiguo paradigma y hacer que surja uno nuevo... ese es un pensamiento verdaderamente aterrador ¿Y si la revolución comienza conmigo?

sábado, agosto 09, 2014

De vagaciones

Pongo la compu sobre un baúl y comienzo a escribir, no estoy muy segura de qué... la Gata Pina maúlla, ronronea y finalmente se echa sobre el baúl, junto a la compu, creo que los gatos tienen esta especie de simpatía lastimera por lo escritores, será que se nos ve tan desvalidos, mientras intentamos pillar algo que pueda parecer, aunque sea remotamente, una buena imagen o un inicio de historia capaz de distraer un par de minutos a algún aburrido cibernauta sin más que hacer que perder algunos minutos en entrar a esta gaticueva. Pienso en que ese párrafo está completo y habría que poner punto y aparte, pero es inútil, la tecla de punto y aparte de mi fiel mini laptop permanece inservible y teniendo en cuenta que luego de pagar las facturas del cotidiano como cualquier mujer cabeza de hogar (eufemismo políticamente correcto para decir mamá soltera que se encarga de pagar las cuentas), lo que resta va directamente a montar mi próxima idea  teatral (siempre hay una esperando en fila por más que uno haga la buena intención de espantarla), así pues no he logrado juntar la plata para arreglar a mi guerrera maquinita, por hoy van a disculpar el interminable párrafo y los puntos y seguidos... y sigo sin saber por dónde va arrancar esta historia, si arranca alguna vez, porque la verdad no tengo mucho ánimo este día como para inventar historias, debe ser que los últimos días (con intermedio de vacación agostina, que en mi caso fue tomarme vacaciones del género humano) el golpe de naturaleza humana ha sido tal que no salgo del knock out, por más que Harry venga en plan de árbitro y continúe contando hasta cien en espera de que me levante. Y no es que no lo sepa, uno sabe teóricamente que el ser humano, la octava plaga del apocalipsis, es un ser capaz de cualquier cosa con tal de salvar el propio pellejo, conseguir una mejor posición en la vida o lograr un café decente en las mañanas, pero siempre que me dan una puñalada por la espalda, tengo ese momento de total incredulidad y de no entender qué diablos y porqué está pasando, es como si el alma se quedara con la boca abierta y una expresión de desconcierto en la cara, mientras trata de procesar los motivos del lobo, que de seguro siempre los hay. Un amigo me decía hace algún tiempo que debía dejar de andar pitufeando por la pradera de mi burbuja personal y dedicar un poco más de tiempo a entender el mecanismo de sobrevivencia humana, sin embargo ayer, hablando con Romel, me dio una de esas pistas que son como que te cae una luz encima mientras escuchas al coro celestial... y bueno, la luz era más bien crepuscular y las voces eran las de no sé qué conjunto bachatero que habían puesto en la rockola del bar donde desmadejábamos en voz alta el ovillo de la naturaleza humana y los riesgos de la vida moderna, pero en fin, Romel me dice: "lo que pasa es que vos y yo crecimos creyendo que toda la gente es buena como nuestras mamás son y nos enseñaron a ser". Buen punto pensé, pero entonces ¿cuál es la solución? ¿El desengaño total? ¿El abandono del ideal y la consecuente zambullida en la garduña nuestra de cada día? Mmm... demasiado duro para mi Quijote interior que rezongaría un siglo si lo dejara sin molinos de viento. Debe haber algo más, algo en el espíritu humano que lo lleve más allá del hombre siendo mordido, comido, digerido y eructado por el hombre, no puede tratarse únicamente de ver quién cruza primero la línea de meta. La tormenta que estallaba sobre nuestras cabezas amortiguó el sonsonete desabrido de la enésima bachata, que por cierto se parecía a todas las que la precedieron, mientras llegábamos a la terrible conclusión de que no podíamos ir en contra de nuestras enseñanzas de infancia y que lo único que quedaba era sacudirse el polvo, aprender las lecciones que la vida nos enseñaba y continuar en nuestro viaje de caballeros andantes, en el camino que habíamos elegido. Puede ser duro el viaje, pero son hermosos los paisajes, son memorables las aventuras, nos aguarda ese segundo de gloria y quien sabe, alguna vez, hasta nos podemos ganar una Ínsula... así pues... ¡a la carga! ///  p.d. hablando de quijotadas, la próxima semana arrancamos nuestra Temporada Didáctica de La Balada de Anastasio Aquino, lléguense.  http://eventos-escenarioytiet.blogspot.com/2014/07/temporada-didactica.html

sábado, julio 26, 2014

De sermones y montañas

Sábado, casi las  8:00 a.m. Dormir nueve horas seguidas es algo que no tiene precio... pero sí hora de caducidad, sucede cuando el vecino del edificio de enfrente, segundo nivel, nos pone gratuitamente el sermón de este pastor misógino que habla siempre a los gritos, como si en medio de su ataque de histeria estuviera a punto de sufrir un desgarre de cuerdas vocales, pero no corremos con tanta suerte... luego de haberlo escuchado varias veces pienso que  el tipo es un misógino profesional, recuerdo uno de sus sermones que iba más o menos así: "Porque hay mujeres que si su marido les pega, lo primero que hacen es abandonar el hogar... ¡nooo! Si su marido le pega, usted lo que hace es orar por él: ¡Señooorr, cambia el corazón de este hombre, porque esta es la cruz que me has dado! y usted va a ver cómo el Señor va obrar maravillas".
Yo la verdad no podía dar crédito a lo que escuchaba. ¿En serio le estaba diciendo a una víctima de violencia intrafamiliar que se quedara con el agresor? y además de quedarse, ¿Que se dedicara a orar en lugar de buscar ayuda? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que el esposo la mandara al hospital o al cementerio?
Aclaremos, personalmente creo que hay un poder superior con una paciencia infinita ante nuestras sandeces, pero definitivamente no creo que tenga que ver con la matanza que el estado israelí ejecuta en Gaza, con la prohibición de hacer sindicatos en algunas empresas privadas, con la intolerancia a la diversidad sexual o cultural y mucho menos con la impunidad al abuso de menores o a la violencia intrafamiliar y de género. Y si alguna amiga mía me contara que su pareja abusa de ella o de él, le diría: ¡corre en dirección contraria, lo más rápido que puedas y en este instante!
Y me pregunto: ¿De verdad sabe este señor que grita lo que en este país le cuesta a una víctima de violencia de género denunciar? Casi como escalar el Everest solo con las manos. Según el Observatorio de Violencia de Género de Ormusa, hay 511 denuncias de violencia intrafamiliar solo en el primer trimestre de 2014 y aseguro que no son todas, en el caso de la violencia sexual, sicológica, emocional y patrimonial las mujeres se lo piensan dos veces, primero porque tu misma familia se encarga de desalentarte, comentarios como: "Mirá ¿y no podés hablar con él y se arreglan? pensá en tu hogar" o el clásico "Es que vos también has de tener algo de culpa" son sumamente dolorosos cuando vienen de las mujeres de tu familia y si a eso le agregamos la presión de la comunidad y la desidia de las autoridades que en muchas ocasiones no hacen más que revictimizar a la víctima, creo que lo que menos se necesita es que tu líder religioso te sugiera pasividad ante el maltrato en nombre de no se qué méritos de paciencia para irte al cielo, cosa que seguramente sucederá pronto si en lugar de buscar ayuda después del primer maltrato te quedas encerrada en tu casa esperando el milagroso cambio de personalidad de tu agresor.
Suspiro y me levanto de la cama en busca de café para aclararme las ideas, mientras me pregunto ¿Qué diablos tiene que arruinarse en una persona y de qué manera, para que produzca tal misoginia y homofobia a esa hora de la mañana?

sábado, julio 19, 2014

1833

A inicios de 2010 Mario Noel Rodríguez y Jazmin Hernández nos hicieron otra propuesta indecente, luego de nuestra emocionante aventura con El Quijote, nos presentaron a  Matilde Elena López, autora de quién habíamos oído en un par de ocasiones, que recién había dejado nuestra existencia terrena y a quién el organismo de cultura, en ese entonces Concultura, deseaba homenajear durante la Semana de La Lectura, que se realizaba la última semana de abril, así fue como leí su biografía, sus ensayos, su poesía, su narrativa, su teatro, las emotivas Cartas a Groza, artículos sobre su vida y obra... me resultó emocionante conocer más de una vida literaria tan rica, tan desgarradora, tan apasionada. Así surgió el montaje de "Peregrina del Siglo", un biopic, el primero que escribí y monté en ese género, fue toda una experiencia para mí y para los chicos del TIET, con quienes recorrimos una parte interesante y relegada de nuestra historia, mostrando la vida de una mujer admirable. Mario Noel y Floritchica, hija de la autora, vieron el montaje y luego dijeron: ¿Y porqué no montan "La Balada de Anastasio Aquino"?...  y la rueda echó a andar de nuevo, nos encontramos con otra parte relegada de nuestra historia, de nuestros ancestros. Una lucha que para los libros pudo haber terminado en la aplastante derrota de un levantamiento en una población lejos de San Salvador, pero que la doctora López supo elevar al nivel de tragedia y como tragedia, mostrar la determinación del héroe, en este caso no solamente Aquino, sino el pueblo nonualco, para remontar la derrota y continuar con su existencia, aún en la sombra y el silencio. Cuando realizamos el montaje, tuvimos muchas discusiones sobre la manera de abordarlo, desde qué visión, fortaleciendo qué discurso; uno de los elementos que nos resultó más ricos para el trabajo escénico fue la investigación física sobre el coro, los resultados lograron gran éxito entre el público, incluyendo a Floritchica y a Mario por supuesto Ahora, 4 años después nuestro montaje continúa vivo y próximo a iniciar su tercera temporada didáctica en el mes de agosto, cada vez que preparamos temporada, es una nueva oportunidad para profundizar nuestra investigación sobre 1833, en nuestra propia historia y lo que reflexionamos sobre ella para nuestro presente, en el trabajo físico de los personajes y además, una oportunidad más de compartir con las nuevas generaciones la historia de nuestro país y de las personas que con sus vidas han ayudado a formarlo. Ojalá puedan acompañarnos en esta temporada didáctica en agosto.

sábado, julio 12, 2014

De medio a medio

Veo el partido Holanda - Brasil, festejando la alineación de la naranja mecánica y esperando que mañana le vaya bien a Alemania, sin embargo no voy a hablar de fútbol en esta gaticueva, sino de algo que hace determinante que se vea más el fútbol que los ataques israelíes a Gaza... los medios. ¿Porqué? Porque justo esta semana me hicieron una entrevista respecto a la cobertura de medios a los eventos teatrales en El Salvador y ese es uno de los grandes temas con los que bregar como sector independiente de teatro. Si ya de por sí es difícil que los medios lleguen a cubrir las presentaciones teatrales en el Teatro Nacional, excepto cuando es un espectáculo extranjero y van a llegar autoridades estatales o personajes de la política local o es parte del "establishment teatral local", cuando el grupo o espacio que envía la información es emergente o tiene un trabajo independiente (sin apoyo estatal, de grandes ong's o partidos políticos), el conseguir cobertura se torna algo como 10 contra 11 cuando a quien te han expulsado es al portero. Aún con todo, los grupos y artistas independientes envían constantemente información a los medios, sobre todo a la prensa escrita, en espera que a alguien le falte una nota y puedan usar tu información como relleno, que es para lo que se ocupa la nota cultural en nuestro país... digo nota cultural, no sé si atreverme a hablar de periodismo cultural o de crítica de arte. Excepciones aparte resultan Canal 10 por su definición como canal cultural, el Suplemento Cultural Tres Mil de Co Latino y La Bohemia de YSUCA, ambos conducidos por escritores, lo que dota a estos espacios de sensibilidad hacia los colegas artistas. Este panorama resulta a veces desesperante y por lo mismo, se agradece cualquier espacio de difusión que los medios tengan a bien darte, aunque eso implique que tengas que acosar al periodista o que te respondan como si te estuvieran haciendo un inmerecido favor al darte espacio... Y luego, cuando hay oportunidad de publicación, debes tener cuidado de enviar el material tal cual quieres verlo impreso, porque nadie lo revisará, harán un copy and paste y lo pondrán tal como lo has enviado y si el que lo ha hecho no se ha fijado demasiado, seguro hasta aparece la frase: "agradeceremos su apoyo en la difusión", lo sé, nos pasó en un par de ocasiones... si el medio es radio o tv, hay que rogar que el presentador no chabacanee demasiado a tu costa y te dé tiempo de hablar de tu propuesta artística, más allá del: "qué chivo eso del teatro" , si el medio es electrónico hay un poco más de suerte al ver reflejada una crónica que tal vez cuente si llegó o no público y lo que pasó en la obra, eso si no te hacen alguna entrevista en donde se habla de casi cualquier cosa excepto de tu trabajo artístico. Con mi entrevistadora llegábamos a la triste conclusión que eso era porque los periodistas no tienen ni idea de qué investigar o escribir cuando de periodismo cultural o crítica de arte se trata, y eso solo en teatro, ni hablar de literatura, música o investigación académica. Entonces me doy cuenta que hecho mucho de menos esa fabulosa generación de periodistas culturales: Morena Azucena, Ada Montalvo, Verónica Vásquez, Tomás Guevara, Francisco Ayala, Carmen Tamacas, Blanca Abarca y las notas metaleras de Orsy Campos, ellos eran lo primero que yo buscaba al abrir el periódico ¿Será que el periodismo cultural se extinguió y lo único para que se estudia periodismo hoy es para ser presentador? Ojalá que no y ojalá que los empresarios de los medios de comunicación puedan dar al menos una pequeña oportunidad para que el periodismo cultural resurja, mientras tanto, los artistas salvadoreños continuarán remontando corriente para lograr al menos un breve espacio de difundir su trabajo hacia la sociedad para la que laboran.

sábado, julio 05, 2014

Listas negras

Había estado en el desierto ¿les conté, no? Ese espacio vacío entre el trabajo que acabas de terminar y el que aún no inicias, esa tierra de nadie donde no hay una idea definida de qué vendrá después y ni siquiera hay un indicio de misterio para navegar por sus aguas hasta dar con la próxima isla, nada... únicamente una sucesión de días esperando que el ánima se reponga de la maratón para dar de nuevo un primer paso, pero el ánima, nada de nada... hibernando, noqueada por el esfuerzo que acaba de realizar, por más que te le quedes viendo, agarres los pompones y grites: "¡vamos, nena, vamos... tú puedes!"... ella no despierta y ni siquiera te dan ganas de ver las listas negras... si, Harry tiene una lista negra de cosas que quisiera escribir y Jen tiene una lista negra de cosas que quisiera poner en escena, esto es muy útil porque luego que has estado muchos días en el desierto, un buen día se pone una tormenta de aquellas y te comienzan a llover ideas por todas partes, de nada sirve poner diques porque se desbordan y corres el riesgo de perderlas, así que en cuanto pillas una que te parece muy buena, pero no puedes ocuparte de ella porque ya estás con otra que llegó previamente, no la dejas ir porque son muy resentidas y seguramente no volverán, la pones junto con las demás en la lista negra y así, un día no muy lejano, si crees que te has perdido en el desierto, vas, abres la lista negra y a la mejor puedes encontrar una o dos buenas pistas para salir del lugar. Un día en que el ánima estaba tirada perezosamente, con los ojos entornados como si jamás en la vida debiera volver a escribir una letra, Harry en la compu, abre distraídamente el archivo de su lista negra y paseando la mirada, se topa con una idea para una novela, que le llama la atención; mi alerta interior suena y vuelvo a verlo, arqueando una ceja: -¿Novela, en serio?... nunca hemos escrito algo así. Él se encoge de hombros, me mira como si fuera a hablar del clima y dice: - Siempre hay una primera vez para todo. Tiemblo. ¡Dioses! ¿sabe él dónde vamos a meternos? Tal vez si, tal vez no, pero conociéndolo, no le importan demasiado mis preocupaciones, si no lo sabe, seguramente se conseguirá un mapa y lo averiguará... Suspiro mientras Harry cierra el archivo que se llama lista_negra_harry y abre un nuevo documento al que titula X, el cursor se posiciona en el ángulo superior izquierdo de la página en blanco en la pantalla del computador...

sábado, junio 28, 2014

De Teatro

Hacer teatro en colectivo es una de las cosas más complejas con las que me he topado en esta vida. Es casi como tener una familia artística a la que has escogido y con la que puedes conocerte y compartir aventuras en un interesante camino. Desde que mi colectivo, El TIET, emprendió viaje un 5 de junio, han pasado nueve años, es casi una década y han sucedido muchas cosas, pero el teatro continúa allí, como una fogata alrededor de la cual nos juntamos a contarmos historias y alimentamos nuestra memoria.
Hemos tenido largos viajes inciados en bus y terminados a pie para llegar a un centro escolar en algún cantón de los muchos departamentos que hemos visitado en nuestro país, nos hemos sentido acogidos estando tan lejos de casa como en España y Argentina, hemos recorrido por tierra Centroamérica desde Belice hasta Costa Rica, de la mano de colectivos hermanos que realizan un valiente trabajo en sus países, nos hemos puesto nerviosos al presentarnos ante los colegas en Cuba, la hemos visto de palitos para pagar el alquiler de nuestro local en más de alguna ocasión y en más de alguna ocasión nos ha tocado distribuir a $1 por cabeza después de una presentación por taquilla que no  ha salido como se esperaba, tenemos colegas fantásticos, público entusiasta, fans que siempre nos escriben para preguntarnos por la próxima función y amigos y amigas que creen en nuestro trabajo como para aportar el dinero que ha hecho falta para pagar un transporte o ir a hacer presentación a alguna comunidad que no puede costearla, hemos tenidos discusiones tremendas e ideas que han surgido como si todos estuviéramos pensado la misma cosa, nos hemos empujado unos a otros cuando la disciplina de grupo flaquea o cuando estamos por tirar la toalla y hemos difrutado de la rica sensación de entrar a escena, ver a tu compañero y saber que nos espera una rica sesión de juego escénico e improvisación, cuando nos vamos hay chiquillos agitando las manos y diciendo: ¡Gigante, Gigante! porque quieren que el personaje los mire y les hable, hemos conocido gente maravillosa y gente dolorosamente indiferente a nuestro esfuerzo, se nos ha quebrado la voz agradeciendo por alguno de los muchos sueños cumplidos, hemos tenido que decidir entre pagar el bus o comprar algo para comer y muertos de cansancio, después de un entrenamiento matador, nos hemos reído con los ojos brillantes pensando ¡qué rico estuvo hoy!
Personalmente he podido ver a mis compañeros actores y compañeras actrices, "los tietos" como nos dicen, crecer artística y humanamente en este tiempo y tengo mucho que agradecerles por lo compartido en las tablas y en la vida. Por eso, en medio del mar del fútbol global, las noticias sobre la inseguridad y el ajetreo cotidiano, quisimos regalarnos un día para hacer lo que nos hace felices y para encontrarnos con quienes nos hacen felices y tomarnos una plaza en San Salvador, este lunes 30, para hacer una mini maratón teatral con dos de las obras que más han girado de  nuestro repertorio: El Gigante y En un lugar de La Mancha.
A todas y cada una de las personas que nos hemos encontrado en el caminar de estos años de trabajo con El TIET, inmensas gracias por acompañarnos siempre.

sábado, junio 21, 2014

Goooool

Básicamente hay una pelota y veinte tipos corriendo por el engramado... a la par de eso hay un negocio de millones de dólares, amigotes de bar que disfrutan a morir cada jugada y la comentan como si se tratara de la última estategia política global, adrenalina subiendo por cada poro tres segundos antes de saber si ese centro va a ser efectivo, los infaltables radicales que se amargarán por un mes vociferando en contra de la total corrupción del espíritu que supone seguir las eliminatorias (si, el mundo se cae a pedazos pero ¿no podemos tomarnos un respiro cada cuatro años?), lindas chicas que son fanáticas del futbol porque la camiseta resalta sus atributos y se la pasarán escribiendo post sobre las hermosas piernas de los ingleses o lo lindo que es Messi...  antes, muchos años antes de toda esta locura en las pantallas de las compus habían tres niñas sentadas frente a la pantalla del televisor de un multifamiliar en una colonia obrera de Soyapango, había también un señor que era popularmente conocido como Don Cheyo Mejía, que había sido portero del Juventud Olímpica y seleccionado nacional y al que le brillaban los ojos cada vez que hablaba de Chalatenango o de fútbol y a falta de nietos varones en casa, buenas son tres nietas para enseñarles, comentando cada jugada de los octavos del Mundial, lo que era una posición adelantada y cuál era el tipo de pelotas más difícil de atrapar para un portero: "un pelotazo de esos no es cualquier cosa" decía mientras nos enseñaba las manos, donde los pulgares hiperextendidos nos hablaban de años de ser guardametas... y por más que la abuela dijera que las niñas no andan revolcándose en la calle y mucho menos con varones, allá andaban las tres niñas sudando a los empujones con los niños, para tomar la posesión del balón y colocarlo donde tejen las arañas, como decía con su voz tan cuidada aquel señor de la radio.
No soy hincha de ningún club español, a no ser que el Rayo Vallecano se agencie alguna vez con la Champions y de vez en cuando le voy a los pumas de la Nacional por pura melancolía del alma mater, pero mentiría si dijera que no me pongo frente a la tv cada cuatro años a emocionarme, junto a miles de personas alrededor del mundo con el juego bonito, las defensas apretadas, las buenas estrategias, los centros bien logrados, el juego aéreo,  las agradables sorpresas que te dan las selecciones que no son las favoritas de siempre y a las que les voy por aquello de mi idealismo empedernido,  ese nudo que ataca la boca del estómago cada vez que hay un dos a dos como el que estoy viendo de Ghana contra Alemania y escuchás que el comentarista dice: "los últimos minutos del partido", mientras te bajás a todos los santos del cielo futbolero para que favorezcan a Ghana, cielo desde donde seguramente estará emocionado Don Cheyo, echándose el comentario de cada jugada.

sábado, junio 14, 2014

Perdida

Estaba un poco desorientada y pensé que salir a caminar sería una buena idea, sobre todo porque  el mundo entero estaba en casa, vitoreando pelotas que corren enloquecidas en trémulas pantallas hinchadas de nacionalismo y así, tendría mucha acera para mis pasos.
Todas las calles vacías, gritos sordos llegaban desde escondidos lugares y caminando, caminando, me dí cuenta que  hace algún tiempo que me había perdido y había comenzado a darle demasiada importancia a cosas que no son  una tarde dándole vuelta al montaje de un nuevo texto, imaginando texturas y luces sobre una escena, un café con un amigo que sea importante para tu corazón que puede charlar sobre los vericuetos del pensamiento humano, bailar hasta caerse del feliz cansancio que te recuerda que el cuerpo es gozosamente, gloriosamente tuyo o hundirse todo el día en la página en blanco para desterrar los demonios, crucé la calle y me dí cuenta que saber quién tiene el poder o la razón, o quien intriga mejor para salvaguardar un cheque mensual no va a impedir que en el momento de respirar por última vez desee con todas mis fuerzas ver el camino recorrido y sentir que el aprendizaje fue bueno, que la vida fue interesante y que puedo felizmente guardar mi espada con honor, esa palabra tan anacrónica en nuestro días.
Fue bueno salir de la burbuja y aprender cómo funciona el mundo real, pero hace cansancio y es tiempo de regresar a casa, a la serena profundidad en la que se construyen y persiguen los sueños, en la que toman forma las imágenes y nos susurran al oído las maneras de inventar otros mundos. Giro sobre mis talones, vuelvo sobre mis pasos buscando un café sin pantalla de televisión y con gran ventana, donde pueda sentarme ante la taza humeante y ver pasar el mundo, mientras planeo cómo hacer para regresar a casa. A lo lejos escucho el rugido de la multitud... tentador unirme al colectivo, pero ahora necesito pensar, dejaré para otro día el hundirme en la adrenalina universal de los coliseos.
Mi Diosa interior sonríe, ahora que sabe qué hacer, aunque sabe que será difícil hacerlo. Esto es lo bueno de perderse, cuando ya no sabes qué hacer sientes dentro de tí la necesidad de encontrar el camino y allí, el camino mágicamente aparece, solo hace falta reunir el valor para dar el próximo paso.

sábado, junio 07, 2014

Pensar...

Cambios que alegran, cambios que impactan y más cambios que seguramente son históricos para el paisito donde todo puede suceder  y  tratar que lo poquito de credulidad que nos queda en los cambios se mantenga viento en popa y talvez por uno de esos descuidos llegue a la paz en la dicha suprema... uno se pone a pensar, con cuidado eso sí, porque pensar y decir lo que se piensa es una de las cosas que te ponen en riesgo por acá. Uno se pone a pensar que sería muy bueno en verdad tener un Ministerio y una Ley de Cultura, aunque hay algo proveniente del centro de tu razón que te dice que un Ministerio y una Ley de Cultura no serán para nada las panaceas que aliviarán el estado de cosas para la cultura en El Salvador.
¿Qué necesitaría la cultura en nuestro país para tomar aliento y seguir con su maratón? Y uno se pone a divagar y piensa que también sería muy bueno, además del Ministerio y Ley de Cultura que los encargados en las altas esferas de la toma de decisión dejen de ver al arte, pueblos indígenas y expresiones culturales únicamente como el bonito adorno de  mítines o eventos políticos y sociales, o la ocasión perfecta para parecer refinados o políticamente correctos, de paso estaría bien que las decisiones en estas áreas se comenzaran a pensar no solo como un ajedrez de egos para obtener mayores o menores cuotas de poder o preservar puestos y prebendas o pagar cuotas de lealtad partidaria, sino también que se pensara en el papel del desarrollo de la vida cultural del país dentro del plan para lograr la nación que soñamos  (si, soñamos, no es una palabra política ni un número, es una palabra humana, los humanos sueñan) y la vida digna que sus habitantes se merecen, aunque la mayor parte del tiempo no se les de oportunidad de pensar que lo merecen. Estando en esas sería muy bueno también que los mandos medios dejáramos de ser piezas sacrificables en ese juego de ajedrez y pasáramos a ser verdaderos colaboradores en la construcción de nación. Sería bueno que los empleados de gobierno del área de cultura pudieran pensar no únicamente en términos de su salario y el marcar a la hora o en cuántas horas extras y retorno por alimentación acumularán a fin de mes, o en si se hace lo que yo quiero y como yo lo quiero y el que no se aparte me lo llevo, sería bueno caer en cuenta que también somos gestores, facilitadores, trabajadores de la cultura para todos los ciudadanos de nuestro país.
Y si le damos vuelo al pensamiento, también sería muy bueno que los gestores, artistas, trabajadores culturales e intelectuales del sector independiente pudieran pensar no únicamente en el corto plazo o en términos de ganar el próximo proyecto aunque tenga que echarle zancadilla a mi abuelita si se interpone, ofrecer cielo y tierra a quien sea (o $0.50 por alumno al profesor) o echar pestes si esta vez no me tocó a mí. Sería bueno que también  nos comprometiéramos a desarrollar  nuevas formas de producción creativas, solidarias, inclusivas, diversas, pero no únicamente como discurso sino en la práctica y ya puestos a eso que desarrollemos nuestra capacidad de asociación, gestión y administración cultural y de aprovechar las herramientas que ya el sistema ofrece para resolver nuestros obstáculos por un proceso constante, nos va a tocar averiguar y trabajar en cómo los colectivos podemos solventar nuestro seguro social, fondos de producción y movilidad, no es nada fácil, los colectivos salvadoreños que no han esperado a que les resuelva el gobierno y ya están haciendo estas cosas de forma autónoma  pueden decirlo, pero es un interesante aprendizaje que nos hace ser cada vez más autosuficientes, eficientes, creativos y aportar a la construcción de nuestro país.
Y si seguimos entusiasmándonos, también podría pensar que sería muy bueno que los centros de estudio, iglesias, comunidades, asociaciones, ong's, instituciones y demás dejaran de solicitar nuestro trabajo de forma gratuita (si, el trabajo artístico e intelectual también es trabajo) o regatear hasta el 50% del costo del trabajo de artistas, artesanos, productores, gestores culturales y trabajadores intelectuales, creo que lo he dicho hasta el cansancio: a nosotros también nos cobran nuestras facturas en la moneda de curso legal, no pretendemos enriquecernos desaforadamente y de manera ilegal de esto pero si tenemos que generar el suficiente lucro como para poder dedicarnos a ello. Podemos realizar gestión conjunta de formas solidarias y creativas donde el ganar-ganar sea bueno para ambas partes. Sería bueno que padres, maestros, encargados de proyectos estatales o de ong's, alcaldes y asociaciones dieran a los ciudadanos a su cargo la oportunidad de experimentar también algo diferente de las jovencitas en ropa corta bailando regetón, los juegos de video o los concursos de televisión. Sería bueno que todos nos arriesgáramos aunque sea de vez en cuando a experimentar soluciones en vías diferentes de las que ya estamos más que acostumbrados... Si, ya sé lo que estarán pensando, soy una idealista sin remedio, pero les cito las palabras del bueno de Johnny:

You may say that I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you will join us
And the world will be as one


y dejo de pensar en voz alta porque pueden comenzar las pedradas en 3...2...1...

sábado, mayo 31, 2014

De poesías, dramaturgias y otras yerbas

En el alejado rincón de mi geografía imaginaria, está este paisito al que me asomo de vez en cuando, no mucho, porque puede resultar peligroso para el alma, pero sí lo suficiente como para horrorizarme cada vez y comprobar que sigue allí, como un caldo de cultivo de la pesadilla perfecta.
Me asomo a mi país mío que no existe y para quitarme la náusea y el enfado, me pongo a escribir, a imaginar otros mundos posibles sobre el escenario, a construir partituras de movimiento en mi cabeza, a hablar con Fito, con Darío o con Lorca hasta que todo parezca tener un mínimo de sentido como para seguir sin despegar los pies del planeta.
Eso estuve haciendo los últimos seis meses, quitándome el mal sabor de paisito abundante de cadáveres y tristezas... imaginando una habitación y algunas personas en boca de quien poner los gritos que no salen de la mía, lo bueno de escribir es poder encontrar la quinta pata al gato que uno en su momento no logró verle más allá de la cuarta, lo malo es que de momento uno descubre que es mejor expresándose por escrito que cuando habla con otros seres humanos, pero esos son otros veinte pesos de otro cuento... Imaginar otros mundos ha sido de suma utilidad en las últimas dos semanas, cuando a pesar de dar poco crédito a la propia capacidad de sorpresa o a la capacidad del prójimo para desencadenar el desencanto, uno se ve sorprendido, desencantado y hasta con náuseas al ver al susodicho prójimo, en palabras de Aute: "al acecho de la presa, negociando en cada mesa maquillajes de ocasión... locos porque nos deslumbre su parásita ambición"...
En fin, luego de que uno termina de darle forma a la idea y la convierte en cuarenta o más páginas, después de haber pasado por las arenas movedizas de las mil y una correcciones, viene este momento de asumir el vértigo de la imperfección, poner punto final y dar el trabajo por terminado, no sin antes volverse loco a pura pregunta: ¿En serio, esto será todo? ¿Se pudo haber perfeccionado más? ¿Será suficiente con lo que se ha corregido? ¿No serán divagaciones de mi mente calenturienta el pensar que tengo esto por oficio? ¿En serio esta idea fué una buena idea? ¿Debería dedicarme a otra cosa? Y luego, la desolación de saber que terminaste y aguardar pacientemente a que vengan y se vayan los días en el desierto, ese espacio de tiempo donde las ideas parecen haberse agotado y lo único que queda es el vacío.
En este punto, es de suma utilidad recuerdar este viejo truco del sabio de Roque:
...
YO RESOLVÍ PARA SIEMPRE EL PROBLEMA DE LA ETERNIDAD,
LOS TEÓLOGOS SON UNOS TARADOS TEMIBLES:
LA RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA ETERNIDAD
CONSISTE EN PREGUNTAR UNA VEZ MÁS Y UNA VEZ MÁS: ¿Y DESPUÉS?

Taberna (Conversatorio)
R. Dalton.-

¿Y después?... Seguramente vendrá la próxima idea.

sábado, mayo 24, 2014

Veintiocho

Me siento a la compu y trato de encontrar una historia, pero cómo se encuentra una historia cuando uno está perdido entre tanta sangre, tanta muerte y tanto miedo... 28 es un número que puesto en los diarios es noticia, en un informe es estadística, en una mesa de negociación es un elemento de "presión" (léase chantaje), pero traducido a la realidad son 28 historias truncadas porque si, porque estuvieron en el lugar y en el momento fatal, porque tiene que haber sangre para hacer que la desquiciada rueda de nuestra historia camine o se detenga, porque sangre ha llegado a ser la moneda de cambio en la violencia de nuestros días, donde parece que nadie mete las manos por las adolescentes violadas sumariamente, por los adolescentes ajusticiados con lujo de crueldad, por todos los que son asesinados cuando no alcanzan a juntar el dinero que les piden para pagar el derecho de vida del siguiente mes. 28 son los asesinatos que ayer  nos dejaron helados en nuestra versión salvadoreña de un viernes negro.
Ayer lo hablábamos con el grupo mientras suspendíamos nuestra función por ausencia de público y el pensamiento general era  muy claro: "antes por lo menos sabíamos de dónde venía el peligro, ahora no sabemos de dónde va a venir el golpe" y eso es algo más por lo que temer, sobre todo si uno vive en algunos de nuestros tres infiernos capitalinos donde el estado de terrorismo se convierte por momentos en el estado natural de cosas, por muy anti natural que vivir así sea.
De momento el impacto es todavía muy fuerte así que por este sábado, no pude encontrar una historia.

sábado, mayo 17, 2014

Lejos

Sábado 6:00 a.m. Repatingamos la modorra matutina en los asientos del microbús, suenan un par de cumbias que tratan de espabilar el sueño que lucha por quedarse desde las 5 de la mañana cuando el despertador y la ducha hicieron su mejor esfuerzo por desterrarlo, pero él, necio, sigue colgándose de la cabeza, de los ojos... Uno a uno vamos recogiendo a todos los actores, la utilería, el vestuario, los biombos y telones que hay que llevar porque a dónde vamos no hay un teatro, hay una cancha de basquetbol y decenas de personas para las que será su primera vez en el teatro.
La carretera se extiende casi infinita a esta hora. Vemos pasar el paisaje de verdes y naranjas de los árboles de Spathodea y Delonix regia, que en esta época estallan descaradamente. Han pasado un par de horas y llegamos a Metapán, si siguiéramos avanzando no tardaríamos otra hora en llegar a Guatemala, pero paramos aquí, donde nos espera la cancha de basquetbol y unos doscientos adolescentes y jóvenes que merodean en grupos viendo a esta tropa extraña que traslada bultos de colores, un baúl, vestuario... tratan de asomarse para ver a los chicos extraños que se pondrán esa ropa y que usan espejos para maquillarse, mientras las chicas que los acompañan arreglan telones y cosas, extraño mundo al revés que ha llegado esa mañana.
Estamos... detrás del telón nos abrazamos, nos deseamos ¡mucha mierda!, nos recordamos disfrutar la magia. Delante del telón un profesor y un promotor cultural dan la bienvenida a quienes han venido de los cantones aledaños. Luego de un par de frases digo esas dos palabras que a los actores les provoca un vacío en la boca del estómago, una especie de vértigo que dura lo que dura la entrada al escenario y entonces, de nuevo, tenemos ese campo eléctrico de la primera vez: la mirada de asombro, los labios entreabiertos, el suspenso... y luego la carcajada que estalla con un dejo de incredulidad y luego, ese rostro que trasluce encantamiento. Encontrarse con nuevos públicos es algo así como encontrarse con un nuevo continente y la emoción de lanzarse a lo desconocido, lejos, muy lejos de los teatros de San Salvador.
Y después, cuando el grupo empaca el mundo que acaba de presentar, los jóvenes se acercan, toman fotos, preguntan cuándo volveremos, dónde ver más cosas de teatro y recuerdo la pregunta que uno de ellos hizo desde casi la última fila: Y los actores ¿qué esperan cuando salen a actuar? ¿qué esperan del público? La respuesta, afortunadamente, está aquí.

p.d. Esta nueva incursión fue posible gracias a la coordinación de la Casa de la Cultura y por el patrocinio de nuestros colegas teatristas de La Quimera Teatro, quienes desde Dinamarca cubrieron los costos. Actualmente estamos preparando las próximas a otras dos comunidades en el occidente, si alguien sabe quién puede patrocinarlas, bienvenida sea la ayuda.

sábado, mayo 10, 2014

Del 10 de mayo

Durante todos estos días se anunció por todas partes que este es el día para amar, consentir y acordarse de mamá. Los vendedores de electrodomésticos nos daban ideas para hacerla feliz comprándole cosas para que nos haga el desayuno, nos limpie la casa y nos acomode la ropa, los vendedores de teléfonos nos decían gentilmente que no le compráramos electrodomésticos sino el último teléfono salido al mercado, las flores triplicaron su valor y todos tienen ofertas para comprar lo necesario y demostrar que uno ama a alguien y digo yo ¿si uno ama a su mamá no sería más sencillo demostrarlo arreglando el cuarto, compartiendo el cotidiano, echándose un cafecito con ella o de una,  diciéndoselo a lo barrido pero en persona, no por fb? Pero esos son otros veinte pesos...
Ya que estamos haciendo listas de cosas para  celebrar el día de la madre, yo hice mi lista en este país con muchísimas madres adolescentes, madres que sostienen ellas su hogar, madres desempleadas, que no salen en los comerciales del día de la madre. Para alegrar a las madres en el día de la madre me gustaría:

- Paternidad responsable en todas las áreas de la vida de los hijos.
- Relaciones de pareja sin violencia fisica, sexual, emocional, sicológica, simbólica o patrimonial.
- Trabajos en condiciones dignas para ejercer la lactancia y la maternidad.
- Información y educación sexual laica que permita elegir la maternidad como opción libre y voluntaria.
- Servicios de salud adecuados y trato digno en los servicios de salud del estado para las madres, sobre todo para las madres adolescentes.
- Co responsabilidad en las tareas domésticas (las mamás también llegan cansadas del trabajo).
- Que el estado garantice su derecho al trabajo, sobre todo para las madres artistas.

Creo que eso sería mejor  que una licuadora ¿no?

P.d. Para mí el 10 de mayo es el cumple de mi mami (que anda en la vagancia celebrando su cumple)  y el aniversario del asesinato de Roque (que permanece irresuelto por absoluta falta de voluntad política),así que para esta tarde lluviosa, viene bien esto:

PARA UN MEJOR AMOR
“El sexo es una categoría política.”
Kate Mills

Nadie discute que el sexo
es una categoría en el mundo de la pareja:
de ahí la ternura y sus ramas salvajes.
Nadie discute que el sexo
es una categoría familiar:
de ahí los hijos,
las noches en común
y los días divididos
(él, buscando el pan en la calle,
en las oficinas o en las fábricas;
ella, en la retaguardia de los oficios domésticos,
en la estrategia y la táctica de la cocina
que permitan sobrevivir en la batalla común
siquiera hasta el fin del mes).
Nadie discute que el sexo
es una categoría económica:
basta mencionar la prostitución,
las modas,
las secciones de los diarios que sólo son para ella
o sólo son para él.
Donde empiezan los líos
es a partir de que una mujer dice
que el sexo es una categoría política.
Porque cuando una mujer dice
que el sexo es una categoría política
puede comenzar a dejar de ser mujer en sí
para convertirse en mujer para sí,
constituir a la mujer en mujer
a partir de su humanidad
y no de su sexo,
saber que el desodorante mágico con sabor a limón
y jabón que acaricia voluptuosamente su piel
son fabricados por la misma empresa que fabrica el napalm
saber que las labores propias del hogar
son las labores propias de la clase social a que pertenece ese hogar,
que la diferencia de sexos
brilla mucho mejor en la profunda noche amorosa
cuando se conocen todos esos secretos
que nos mantenían enmascarados y ajenos.

Roque Dalton.-

Y me voy, que celebro hoy al igual que todos los días, esta indescriptible experiencia de compartir la aventura de la vida con dos formidables hijos.