martes, enero 02, 2024

El primero del 2024

Casi siempre el Tiet termina de trabajar el 20 de diciembre y el 21 recibo el solsticio de invierno, el Sol Invicto de innumerables culturas, panza arriba en la playa.
Los tiempos cambian y entre mis actividades como AjQuij y quiropráctica, además de la temporada navideña del Tiet que afortunadamente se extendió hasta el 28 de diciembre, el viaje a la playita tuvo que esperar hasta este día Oxi Toj, donde hay muchos motivos para agradecer y en el calendario gregoriano, el Dios Janos mira hacia el pasado y el futuro al mismo tiempo. 
Así que hoy al despertarme pensé: ahora o ahora, agarré mi mochila y aproveché las ventajas de vivir en un país pequeño, donde el transporte colectivo barato, de calidad regular y con atención poco amable, te lleva a casi cualquier parte.
Conocí El Palmarcito, en el departamento de La Libertad, gracias a la actriz, directora y cómplice de cafés, Rubidia Contreras. Ahora que el paisito se gentrifica aceleradamente y casi todo tiene precio o acceso turista, ando siempre en busca de rinconcitos tranquilos donde te dejen estar en paz.
Como en cualquier despedida de vacaciones, el lugar estaba concurrido y la gerencia de Atami había cerrado el paso a la playa vecina a pesar de que es ilegal impedir el acceso a la playa, pero lo de la privatización del espacio público es harina de otro costal. 
De momento mi mochila y yo estábamos cómodamente instalados en un ranchito para pasar el día, porque pocos problemas hay en el mundo y bloqueos artísticos en el espíritu, que el aire de mar no alivie. 
Yo al mar no voy a ver. Soy incapaz de llegar a la playa sin meterme al agua, todavía no supero  el llegar al final de la rambla barcelonesa y tener que conformarme con ver el mar porque era noviembre. 
Por fortuna nací en el trópico y el agua estaba de la forma maravillosa en que suele estar en las mañanas de enero, donde el mar parece también estar de estreno junto con las buenas intenciones de la gente. 
La sabiduría de los ancestros nos dotó de hamacas para hacer germinar las ideas, si no me creen prueben a ver pasar el mundo en los brazos perezosos de una hamaca por una hora o dos. Eso, junto con el fondo sonoro de Nonpa y las olas, era justo lo que necesitaba para salir del modo gestora cultural con agregados administrativos y pasar a modo montaje, dejando que las semillas escénicas germinen. 
Pensar analíticamente puedo planificarlo y me gusta la sensación de control que trae, pero para pensar creativamente necesito soltarme y dejarme llevar por el caos de mi cabeza, en medio de todas las imágenes tarde o temprano surge la que estaba buscando para comenzar. 
Y si, ya se que luego del trabajo de mesa, y cuando junto a los actores  hagamos el dibujo y las impro, todas las escenas que he ido imaginando detalladamente en mi cabeza cambiarán, a veces completamente. De eso se tratan los ensayos, de contarnos historias para ver si entre todos terminamos contando una historia al público, pero siempre necesito hacerme el cuento primero en mi cabeza, imaginar ese otro mundo posible para que quede un tanto más claro lo que quiero decir. 
Termino de soñar despierta y veo el mar rizado en la tarde, azul cobalto con picos de sol, en medio de los dos riscos que encierran esta pequeña playa a ratos pedregosa. Recuerdo que si quiero regresar a Mordor sin quedar atrapada en el tráfico cortazariano, debo regresar temprano y las cuatro es una buena hora para hacerlo. 
Todas las ceibas del camino empedrado me dicen adiós con sus hojas de verde tierno, mientras me tomo mi tiempo para llegar a la carretera. Dejo la prisa para mañana, porque ahora quiero seguir disfrutando de esa rica sensación del caótico pensamiento creativo que se mueve como el agüita del mar cuando el abuelo Imox baila en ella, como las hojas de las ceibas que van diciendo un adiós verde tierno dorado de sol. 

P. D. Me atrapó la cola de entrada al puerto, así que dije ¿y qué tal si escribimos el primer blog de 2024?
Ah, nuestro proyecto de enero lo pueden encontrar aquí y si lo pueden apoyar económicamente o ayudar a difundirlo, se agradece.