lunes, octubre 03, 2011

Diario de Harry. Crónicas de bar

Este finde estuve totalmente lejos de mis antros de costumbre. Nada del centro con su bar de siempre, con la mesera que ni siquiera te pregunta qué vas a tomar: nada más te saluda con un gesto de cabeza y segundos después llega con lo que le pedirías, cosas estas de ser animal de costumbres. No, esta vez nos fuimos a un chupadero "cool", prometo algún día colgar nuestra clasificación de bares, chupaderos, antros y conexos.
El lugar no era nada excepcional: ambiente desabrido, parroquianos desabridos, consumo caro (exorbitante para nuestro bolsillo acostumbrado a nuestro querido bar de quinta) y tacos que sacarían en carroza a cualquier changarrito de barrio. La atracción principal: la compañía que nos esperaba en la mesa y un toque de La Vieja Fiebre Amarilla. Escuché la primera canción de Hielo Ardiente y pensé en mi mamá y en un par de tíos en los tiempos en que no habían cambiado de vida. Entonces vi en redondo la concurrencia del antro y entendí todo: allí no se va por el ambiente ni la comida, ni siquiera por la cerveza que es la misma en cualquier lado desde la disco hasta la tiendita de la esquina, allí se va por la nostalgia. Decenas de mesas ocupadas por parejitas de más de cuarenta y cinco, grupitos de adolescentes de cincuenta y algún que otro bebedor solitario que nunca falta, conversando con su cigarro. Suena black magic woman y todos comienzan a alucinar. La primera tanda es una máquina del tiempo de hora y media a los sesentas y setentas y hasta me doy cuenta que yo también comienzo a tener recuerdos. Los músicos de la banda son una colección de personajes, imagino al nieto del bajista hablando con su amiguito en el kinder: "¿y que hace tu abuelo?" y el otro chiquillo contesta: "los fines de semana se va a rockear a los bares y se pone un colocón hasta la madrugada"... genial, así quiero ser yo cuando sea grande.
La segunda tanda musical es un riesgo porque pasando cervezas, nuestro anfitrión es la mano más rápida de este pueblo y escuchando a la banda pienso en la enorme riqueza musical del rock salvadoreño en los sesentas y setentas ¿alguien habrá recopilado esa música? ¿se habrá creado algún archivo nacional con eso? ¿dónde estarán esas bandas? toda ese trip musical que es el antepasado de los toques de Fenastras... entonces pienso también en que a la mejor cuando me llegue el tiempo, Maiden será mi música de nostalgia ¡cómo cambian los tiempos!

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