
Unas de cal, otras de arena... esto también me lo han dicho dos o tres personas como si fuera algo elogiable y no la elemental necesidad de despertar cada mañana porque hay que tomar la respectiva taza de café: "sos una sobreviviente", pero a veces uno se cansa de sobrevivir y quisiera enviar al carajo, con vendaje de silbido de "la vieja" incluído a quien se lo ha ganado a pulso, para luego alejarse cantando bajito y con las manos en el bolsillo alguna canción de Fito que se viene a la memoria, retirándose de la realidad y dejar que el mundo se parta la madre en sus mezquindades como guste, en lugar de andar por ahí realizando quijotadas.
Si, ando una murria... pero seguramente me inventaré algún cuento, un montaje, una entrada de blog, una fotografía, un poema, una obra de teatro, un proyecto, un performance, una danza, otro sueño y entonces por muy poco que entienda qué carajos continúo haciendo por estos lados, seguramente todo estará de nuevo en su lugar, lo suficientemente bien para ir por la siguiente taza de café de la siguiente mañana, qué le vamos a hacer, ese es otro de mis innumerables defectos de fábrica.
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