martes, enero 19, 2016

Retazos de memoria

Cuando contamos una anécdota ¿de qué nos acordamos? Cuando recordamos nuestra propia vida ¿Qué pasamos por alto? Cuando hacemos teatro para hablar de nuestro pasado, de nuestro país, de nosotros ¿Qué escogemos iluminar sobre la escena, qué dejamos en la sombra?
Durante varios años,  cada 16 de enero, fecha de la firma de los Acuerdos de Paz, mi grupo de teatro, El TIET, hacía una actividad para conmemorar esta fecha que nos define como país y hay tanto que hablar respecto a nosotros como país.
El año pasado generamos la iniciativa del Encuentro Teatro y Memoria. Queríamos un espacio donde gente de teatro, haciendo teatro en El Salvador, con temas surgidos desde nuestra historia y memoria, pudiéramos compartir nuestro trabajo desde el escenario, desde la escritura y desde nuestra reflexión sobre el hacer.
Los teatristas salvadoreños estamos demasiado ocupados sobreviviendo. Nos arrolla la urgencia de conseguir la próxima presentación, el próximo espacio, el dinero del alquiler, de rascar con las uñas lo necesario para la próxima producción... no hay tiempo, no hay espacio ni ánimo para vernos, a veces pareciera que tememos vernos...
El espacio era también entonces, un lugar donde poder sentarnos y preguntarnos cosas como: ¿Porqué escribiste eso? ¿Cómo lo hacen ustedes, cómo trabajan? Desde los procesos de escritura y montaje hasta las acotaciones... en el primer encuentro nos la pasamos hablando media hora de las acotaciones...
La experiencia fue tan enriquecedora, que quisimos repetirla en 2016. Primera pregunta: ¿Hablar de nuevo de la guerra? ¿Investigar otros temas donde habite la memoria? Y entonces, discutiendo, pensando, una y otra vez, terminamos por escoger a Consuelo Suncín, artista salvadoreña nacida en Armenia, como la protagonista de nuestro II Encuentro. ¿Cómo reconstruir a este personaje a partir de la memoria? ¿Qué dice el teatro sobre ella?
El primer encuentro lo realizamos con nuestros ahorros navideños. Para este segundo encuentro ya no contábamos con un local donde albergar las presentaciones teatrales, además queríamos publicar un libro con las obras leídas en 2015, dramaturgia salvadoreña contemporánea con temas salvadoreños nacidos de nuestra historia reciente, algo que ninguna institución de cultura está haciendo; invitar a otros dos grupos a sumarse a este nuevo encuentro y estrenar una obra sobre Consuelo Suncín, escrita por nuestro amigo y maestro de dramaturgia, Alejandro Finzi, quien se interesó profundamente en el tema cuando nos visitó por primera vez en 2014 para el estreno de su espectáculo para niños "Historias de Glaciares".
Tocamos puertas y ventanas de instituciones culturales, muchas se cerraron en nuestras narices, otras ni siquiera nos contestaron. Al final, Rubidia  nos acogió en el Teatro Municipal Roque Dalton y Demetrio hizo lo suyo en el Teatro Matías para que Alejandro Finzi pudiera ofrecer un taller de dramaturgia a jóvenes teatristas. Juntamos nuestros escasos ahorros, prestamos dinero y bueno, el telón se abrió, el espacio se creó y una vez más pudimos encontrarnos, compartir y reflexionar sobre nuestro oficio.
Como colectivo que hace teatro de grupo desde la periferia, fuera de los reflectores del stablishment, sin el apadrinamiento de una institución, partido político o de los temas de moda de lo políticamente correcto, estamos a contra corriente, en ocasiones es demasiado cansado, casi desesperanzador, pero vemos los resultados: el libro "Cicatrices de la memoria", con dramaturgia salvadoreña contemporánea; las ideas, reflexiones, recuerdos y esperanzas volcadas en los conversatorios, el estreno de nuestra nueva pieza, las relaciones generadas con otros grupos a través del trabajo teatral, en un medio que generalmente es considerado caníbal, por decir lo menos.
Esa idea, la idea de generar un espacio para que exista este teatro que quiere decir y hacer otras cosas, que no es masivo, que va a contra corriente y poder encontrar a otros viajeros que comparten la búsqueda, eso es lo que nos hace resistir, eso es lo que nos mantiene en el camino. Después vendrán otros y tal vez este intento quede relegado a la oscuridad de la memoria, pero tal vez este intento sea una pequeña fuente de luz, como la esperanza de una solitaria estrella en el desierto.

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