
Pienso que en este día a más tardar la gente estará haciendo sus propósitos de año nuevo, cosas como bajar de peso, hacer ejercicio, hacerse vegetariano, frugívoro o caníbal, levantarse una hora más temprano, rezar sus oraciones antes de dormir, saludar al vecino, inventar excusas inteligentes, disimular para que el prójimo no se entere de que le está deseando la mujer, marcar la tarjeta cabal a las cuatro en lugar de quince minutos antes, chupar solo los sábados desde el mediodía... en fin, había perdido la cuenta, no podía seguir leyendo sobre el asunto de la torre de Babel porque lo tenía en vivo y a todo gatocolor resonándome de tímpano a tímpano y como el comentario que acababa de escuchar de la chica ebria era de lo más acertado, el ruido infernal no iba a cesar en un futuro inmediato, así que pensé que yo también podía sumarme a la lista de mortales responsables que elaboran objetivos a largo plazo, total podía arrepentirme de no cumplirlos el 31 de diciembre del año en curso y hacer borrón y cuenta nueva.
Pensé que un buen propósito sería escribir asesinatos ficcionales para evitar incrementar el índice de violencia del país, es decir, para evadir las ganas locas de agarrar por el buche a mis vecinos y a muchos hijos de vecino que encuentro a diario, sin embargo caí en la cuenta que eso no era un propósito demasiado novedoso, más bien se me había convertido en modus operandi. Estaba a punto de devanarme los sesos en una sincera intención de encontrar un plausible propósito de año nuevo en el que depositar mi escasa energía positiva, cuando milagrosamente y luego de solamente una hora, el frente bachatero disminuyó progresivamente su intensidad hasta desaparecer, imagino que el comando de adoración no podía escuchar ni sus propios pensamientos porque no se dio cuenta que se había quedado sin contrincante hasta que los últimos acordes de la alabanza cumbiera terminaron, interrumpí mis pensamientos y quedé en una expectativa ochentera, por si a alguien se le escapaba otro tiro, pero no. Mis oídos respiraron con alivio el silencio recién conseguido, pero claro, el alivio que experimentaba dio al traste con mi resolución de conseguir un propósito de año nuevo pero pensé que en la próxima noche vieja reflexionaría convenientemente sobre ello y el próximo día de año nuevo mi propósito sería conseguir un buen propósito de año nuevo.