sábado, febrero 15, 2014

Febrero...

Patria dispersa: caes
como una pastillita de veneno en mis horas.

R. Dalton.-










Vivo en la parte del país donde las personas dejan de ser personas y se convierten en estadística, fotografía que impresiona el café de la mañana en donde se moja el periódico desganado, ruego silencioso en el autobús para conservar la vida al final del viaje, medio minuto de nota roja en la edición nocturna del telenoticiero amarillista y tendencioso que adereza la cena, cuando todos los que se dejan la alegría en la rebusca, tragan mientras les cantan la lotería de los muertos diarios.
Ahí vivo, dando gracias de rodillas porque cuando encañonan y asaltan a los míos les hacen el favor de llevarse todo lo que traen encima, incluyendo los malabares que no le sirven a nadie excepto al malabarista que se quedará sin el conqué para el trabajo, pero les dejan la vida, que según decimos por acá, es lo que importa porque ni modo, hay que levantarse a la mañana siguiente, uno que no es noticia a menos que esté muerto, ni distrae a los políticos en campaña aunque se muera. Uno que no ha matado y por lo tanto no puede salir en televisión nacional pidiendo disculpas y dando promesas de no agresión para recibir perdones todo poderosos, favores de estado y aplausos de pie.
Es difícil escribir cuando uno se atraganta de impotencia, cuando viajas  en autobus 45 minutos  cada mañana y cada tarde con el miedo en la boca del estómago, cuando vas por la acera y te preguntas si los que vienen pasarán de largo o te pondrán una cuchilla en la garganta.
Hoy me salvé de milagro... solo por uno de esos ángeles que nos ponen en el camino, esta vez bajo la forma de un vendedor de pan en bicicleta que me advirtió a tiempo que en esa calle venían asaltando, que traían arma, que me diera la vuelta y me fuera rápido a donde hubiera más gente y entonces, a correr de nuevo, de nuevo en guinda, de nuevo dando gracias porque el asunto no hubiera sido tan grave y así otra vez... espero que nos dure la suerte y que podamos seguir contando el cuento.

p.d. Ah si... feliz día de San Valentín

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