sábado, diciembre 21, 2013

Findes

Último día de trabajo. 7:30 a.m. Bus de la ruta 9 atestado y yo en tacones... si, se verán cosas dicen las escrituras... yo en tacones haciendo contorsionismo y equilibrismo y todos los ismos habidos y por haber para lograr llegar a la puerta de salida sin que mi cartera sea hábilmente diseccionada, sin doblarme un tobillo ni que me saquen un ojo, tratando que mi trasero esquive todas las manos abusivas en el camino y sin morir aplastada en el intento y por si fuera poco, conservando el glamour y la soltería... y si ustedes piensan que eso fué extremo, falta todavía la maratón entre la parada y la entrada del teatro, piropeadas incluidas (¡Dios! ¿porqué me hiciste tan sexy?), ventas en aceras y calles y amables conductores matutinos rebosantes de espíritu navideño (si, fué ironía).
Cierres y cierres y cierres, cuentas, informes de todo lo de aquí y lo de allá... ¿se acuerdan de ese post sobre lo errado de quienes piensan que dedicarse a las artes escénicas es dar un paseo por la vida tranquila?
Y luego llegamos al momento en que una saca cuentas de lo habido en el año y de las gracias que hay que dar... imposible entrar en modo Grinch de esa manera... hay tantos cariños, movidas de cola, aplausos, presentaciones, cafés, inbox, leche con galletas, cartas, fotitos,libros,  llamadas, mails, bailadas, holgazaneadas de vacaciones con tele y charlas incluidas, comidas con la gente querida... bebida con la gente querida...  grititos de reencuentros, cantadas, personajes (en el papel y en el escenario), besitos en las mejillas y abrazotes quiebraespaldas, playitas, piropos con estilo, ronroneos, poses desgarbadas (yo soy especialista en eso), nuevos proyectos y falsas promesas de no meterme en más líos artísticos, tesitos,  helados de chocolate, trabajo hasta morir y sin horario... y bueno, para los que aman los números también... 64,892 visitantes en el Teatro Nacional hasta noviembre, donde además se albergaron 15 estrenos de teatro y danza... Harry tuvo un libro publicado y 205 cuentos de 365 cada sábado, el Tiet llegó hasta Argentina y comprobaron que el mar puede estar frío,  más de 5,000 personas aplaudieron 4 de nuestros espectáculos, conocimos nueva gente, al Tiet llegaron nuevos aprendices y 4 grupos visitantes de 4 países... los números no alcanzan ni para contar tanta cosa buena ni para dar las gracias a todos y todas ustedes que creyeron, compraron entradas y funciones, apoyaron y patrocinaron proyectos, publicaron libros y cuentos, asistieron a las presentaciones y actividades, aplaudieron, bailaron, abrazaron, cantaron, enviaron buenas vibras y palabras justas y necesarias,  tuvieron paciencia y apoyo para mis lágrimas, desencantos, tristezas, desesperaciones y frustres, comprensión para mi nerditud, alegrías para mis alegrías y energías para llevarme el paso, tiempo para leerme y generosidad para compartirme lo que saben... no los enlisto porque faltaría espacio, pero ustedes saben que los quiero muchísimo y ya... me voy de vacaciones porque necesito desconectarme, así que les doy mucha alegría a su corazón, les deseo larga vida y prosperidad y los veo el otro año.

sábado, diciembre 14, 2013

Sobre ideas y otros demonios

Cualquier día de la semana, 4:45 a.m. después de meditar y antes de salir a caminar con el Niche:
Harry - entonces..
Jen - ¿qué?
Harry - ¿escribimos?
Jen - ¡no! te dije que escribimos hasta el sábado, necesito terminar de organizarme la nueva puesta, todavía no veo en mi cabeza los títeres que quiero
Harry - pero si vos te sacás las puestas de la manga...
Jen - ¿y eso es halago o puteada?
Harry - ¿si te digo que es halago nos sentamos a escribir?
Jen - ¡que no! ya te dije que no vamos a escribir nada hasta que no termine de montar en mi cabeza
Harry - para que después los actores te cambien todo en las improvisaciones... yo no sé ni para qué te montás todo primero, si igual no termina siendo lo que habías pensado y además, una vez estrenado seguís cambiando cosas
Jen - la puesta es un organismo viviente
Harry - igual que yo y mirá el caso que me hacés, el respeto que te merezco
Jen - ay no... si comenzamos en modo autocompasión, no te llevo a caminar, mirá que hoy apenitas me he levantado de buen ánimo
Harry - ¿escribimos?
Jen - una cosa a la vez, primero la puesta, después la obra nueva
Harry - se me van las ideas
Jen - las anotamos en la lista negra y ya vas a ver que hasta nos va mejor, las dejamos reposar un rato y así es más fácil ordenarlas
Harry - reposar... como que estás adobando carne
Jen - vaya, si querés hacemos la comparación culinaria... adobamos un rato las ideas, en lo que yo termino con este asunto y luego sacamos todo y nos ponemos a escribir. ¿Nos vamos?

Y claro, salimos al frío y la oscuridad de antes de las cinco de la mañana en el mes de diciembre, porque al Niche le tienen sin cuidado mis discuciones intrapersonales, él lo que quiere es ejercitar las patas.

Harry - y entonces ¿escribimos?
Jen - ¡dioses! grrrr... está bien, está bien, escribimos la nueva obra, dale

Silencio que yo interpreto como alivio y luego

Harry - mmmm... o mirá, sabés qué... ¿te acordás esa idea sobre un musical?

sábado, diciembre 07, 2013

El Desierto

El centro de San Salvador en época navideña: altos decibeles de cumbias por todas partes... cumbia del ausente, cumbia navideña, cumbia de fin de año, claxones de todos los tonos, coro de vendedores en canon anunciando las cachadas del furgón que autores anónimos han robado ayer... resultan todo un contraste los anuncios con nieve y abrigos polares en los escaparates con  31 grados centígrados reverberando sobre el asfalto y una marejada de gente que siempre sale de quién sabe dónde a caminar por las calles y centros comerciales, como si la vida les fuera en ello. Hasta las prostitutas del parque, que de regular están aburridas o exhaustas, parece que se animaran un poco y trataran de hacer honor a aquello de "mujer de la vida alegre" que viéndolo bien debió haberlo dicho alguien que inventaba frases irónicas.
Por más que quiera hacer aparecer mi faceta Grinch para resultar  misteriosa, interesante, intelectual o todas las anteriores, siempre me distraigo con esa insidiosa emoción de cosas que ya están por terminar y cosas inesperadas que uno no sabe si sucederán o se quedarán en el amplio espacio de las posibilidades. Lo único que incomoda profundamente de todo esto es la gente, la gente aglomerada siempre me ha producido náusea, no puedo evitarlo excepto en los conciertos (sobre todo si son de Metal) y pasar por la zona peatonal en el San Salvador dicembrino es una exposición directa a decenas de manos que te halan del brazo para convencerte de comprar cosas que no necesitas con dinero que no tienes, así que camino por las aceras en zig zag, evitando a toda costa el secuestro de mi brazo y a la gente que camina y me río de mi misma pensando que verme caminar debe resultar entretenido.
En esas circunstancias me bajé del repleto autobús rebosante de gente y de cumbia ayer a la noche, me baje en la primera parada que hizo después de venir jugando a las carreritas con otro autobús, con lo que hasta que estuve en la acera me dí cuenta que estaba a la entrada del centro comercial y mientras atravesaba el parqueo, camino a la próxim parada de autobús, después de semanas de desierto imaginativo y silencio, Harry dijo:
- Aunque bien podrían existir otros objetos, lo que indispensablemente habrá es...
- ¡Momento! - dije yo -  que no tengo la libreta a la mano
- ¡Pero ya! la imagen es buenísima, si se me va es culpa tuya
- Para vos todas las imágenes son buenísimas ¿dónde está la modestia?
- La modestia es un hipócrita estorbo para la genialidad...
Suspiro y me meto casi corriendo al primer café que encuentro, mientras busco papel y lápiz; lápiz, no lapicero, el primer borrador siempre es en papel y lápiz o nada saldrá... manías, manías, manías... El mesero me mira como si yo fuera extraterrestre mientras apunto esa primer imagen "tan genial" que seguramente va a cambiar dos o tres veces en el transcurso de los próximos meses según se vaya convirtiendo en "horrorosa", "medianamente aceptable" o "dejémoslo así a ver si funciona"... hasta que termino consigo levantar la cabeza y el mesero sonríe mientras pregunta si ya estoy lista para ordenar, pido y Harry empieza:
- Por eso no me gusta ir a cafés nuevos, donde quien atiende no sabe que invariablemente voy a pedirle el mismo tipo de café, en el mismo tamaño y sin azúcar...
- Dijiste que ya, y no ibas a esperar hasta llegar a nuestro café...
Por la ventana vemos a la gente que pasa con su espíritu navideño en la cartera y cara de preocupación. Escribimos. Luego del desierto y el silencio, escribimos y la comezón existencial empieza poco a poco a desaparecer.