Y es que esto del autoengaño es un flipe: el gobierno se autoengaña, la nación se autoengaña, los presentadores de la televisión se autoengañan y de paso nos engañan, para matar dos pájaros de un solo tiro, así que no podemos menos que esperar que los individuos como digo yo o "el ciudadano de a pie", como dicen los analistas políticos, se autoengañe diciéndose cada mañana que el único ser correcto y poseedor de la verdad es, qué casualidad, él, que se miraría en el espejo sino fuera porque está muy ocupado viéndose el ombligo y recordando cuánta razón tiene al pasarle por encima a los demás y cuán estupendo es al ejercer "su libertad"... bendita terapia sicológica que nos exime de culpas y si uno le cuenta suficientes mentiras al terapeuta, también de asumir la verdad, con lo que se puede acabar creyéndose en las mentiras que uno mismo se cuenta, aunque no se sea escritor, ni político, ni gente de teatro.
Hay días... hay días en los que uno se pregunta ¿cuándo se nos olvidó que todo está relacionado con todo? ¿cuándo dejamos de saber que nuestras acciones afectan a los demás y que por ello se inventó algo llamado "responsabilidad"? ¿Cuándo nos volvimos tan hijueputamente egoístas, creyéndonos el cuento de "eso es tu problema"?. Si... hay días... hay días en que tan solo observar la realidad me provoca un corto circuito emocional - existencial y entonces me pongo a vomitar desvaríos en mi blog... después de todo... el mundo virtual aguanta con lo que le pongan.