sábado, septiembre 14, 2013

Una aspirina del tamaño del sol

Hay Septiembre, así que vuelvo a Bakunin, a Roque, a la Patafísica y a la fantabulosa dupla de Alan Moore y David Lloyd, este mes me produce un dolor de cabeza que necesita una aspirina del tamaño del sol, tomándole prestada la frase a Roque, sobre todo porque además de increíbles colas para comprar donas al dos por uno, se ha abierto campaña por la presidenciales y esto es como cuando te piden perdón y te prometen cambiar y sabes, dentro de tí sabes perfectamente que la luna de miel durará a lo sumo un par de meses, antes de volver al abuso y tendrías que pararlo, pero estás tan cansada y rota, que ni siquiera tenés fuerzas para meter las manos, así que nada más oyes cómo los otros lo han hecho tan mal y el que promete lo hará tan bien y ves rostros sonrientes en todos los carteles, mientras te preguntas cómo le harás para sobrevivir entre tanta propaganda hasta el día de las elecciones.
¿Deprimente?... Si... eso mismo pensé yo, se debería poder hacer algo, bueno, algo más que quejarse y lamentarse desaforadamente como llorona de sepelio en las redes sociales y si pienso que debo armar una revolución de tamaño universal no creo poder ser capaz de poner un pie fuera de casa, sobre todo si tengo que hacerlo sola ¿Y entonces? Entonces vuelvo de nuevo a Bakunin: "La conciencia humana como base de justicia; la libertad individual y colectiva como única fuente de orden en la sociedad".
Mi amiga y estupenda escritora, Consuelo Tomas, me contó hace tiempo su teoría de la masa crítica: las grandes revoluciones no funcionan, porque luego de que la revolución se instala en el poder se convierte en el sistema (cosas proféticas),  hay que sumar muchos pequeños cambios individuales, cambios que comienzan a partir de decisiones personales, hay que sumarlos hasta que sean suficientes, hasta que formen una masa crítica, como en una reacción física, con la cantidad mínima de material necesaria para que se mantenga una reacción en cadena, se pueden hacer grandes cambios. Cambios, si... como dejar de echarle la culpa al prójimo de todo lo que marcha mal y tomar mi propia responsabilidad en el asunto, como dejar de quejarme y realizar las acciones efectivas que estén a mi alcance, por muy pequeñas que me parezcan, como comenzar por identificar cuáles serán esas pequeñas acciones, como pensar este tipo de locuras que escribo cuando me pongo en situación laberíntica.
La sociodinámica dice que es posible, conozco más de un par de amigos míos sumamente escépticos que levantarán una ceja y pondrán cara de "¿en serio?", pero bueno ¿Qué puedo perder si lo intento?... Haré mi  revolución, después de todo, nunca he renunciado a querer cambiar el mundo... ¡Mierdra  Fynanza  Fysica!

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