martes, septiembre 25, 2018

Tejiendo Gozo

No siempre fue así, pero me gusta trabajar con mujeres. Quizás hace unos diez años era diferente. 
Te educan, te entrenan, te condicionan para competir con otras mujeres, para criticarnos en lugar de cuidarnos, para empujarnos en lugar de comprendernos, para impacientarnos en lugar de fluir.
Tal vez todo comenzó a cambiar con mi primer círculo de mujeres, Luna Nueva, liderado por Meli, allí conocí a Astrid, Ana Mercedes y Alicia, grandes maestras y amigas, fundando luego el círculo Nahuixochilt, aprendiendo, equivocándonos, abriéndonos a pesar de los temores, conociendo y conociéndonos y como si se abriera una puerta tras otra, comencé a trabajar con mujeres y a sentirme cómoda haciéndolo.

Y entonces, hace cuatro años más o menos, llegaron a mi vida otras mujeres, pero estas tenían letras en las manos y en los labios y querían decir su poesía de otras maneras. Al principio fue la poesía de otros, porque era algo de mi trabajo en animación a la lectura y mi jefe de entonces tiene la sabiduría de apoyarse en talentosas mujeres para el trabajo literario. Pero luego, trabajando y conociéndolas, entre cafés y contarnos cosas de la vida y de las letras, fue surgiendo una complicidad literaria entre mujeres para decir y para hacer.

Ha sido una experiencia intensa, con encuentros y desencuentros, con aciertos, extravíos y pérdidas, con cafés, risas, suspiros, lágrimas, historias sobre hijos, amores, ex amores, desencantos cotidianos, poesía que se escribe, libros que se quedan o se olvidan, preguntas que nos hacemos a nosotras mismas a través de nuestras letras.
Nuestros primeros performances poéticos estaban dentro de lo ritual, pero poco a poco se fueron configurando otras cosas.  Gozo, el último performance poético del Colectivo de Las Oblatas, formado en compañía de las talentosas poetas Lya Ayala y Cecilia Castillo, fue una indagación personal a partir de una pregunta: ¿Qué nos da gozo? Y a partir de allí surgieron una docena más: ¿Qué era el gozo para nosotras y para la sociedad, era diferente? ¿Había una idea pre concebida de gozo con la que queríamos dialogar? ¿Nuestra poesía era gozo?  

Así fueron surgiendo los personajes, nosotras mismas, en una situación real o ficcionada, que nos producía gozo, la poesía que sentíamos debía estar con nosotras y que iba cambiando de encuentro en encuentro hasta llegar a ser definitiva, en ese espacio que iba a apareciendo en nuestras pláticas, entre café y comentarios de la vida cotidiana. Nuestros temores a mostrar públicamente nuestro gozo.

Hace menos de una semana, Félix nos ofreció de nuevo su hospitalidad en Alianza Francesa, que albergó el estreno de nuestro Gozo... extraña palabra, la busco en google y aparece:
Gozo
1. Emoción intensa y placentera causada por algo que gusta mucho.
2. Alegría intensa

Y si, no podíamos haber escogido un mejor nombre para este viaje.

No hay comentarios: