sábado, julio 04, 2015

Rejas

En este lugar seco y polvoso, el sol de las cuatro de la tarde muerde tanto como el sol de las dos de la tarde. Un par de árboles carcomidos y viejos, como la reja de la entrada, hacen lo posible por mostrar un verde deslucido, mientras dos gatos callejeros se cobijan la fatiga en la sombra del contenedor de basura, que puebla de moscas el parqueo donde espero, junto a la reja de entrada. Afuera hay un rótulo desteñido que pone: Centro de Rehabilitación de Mujeres, para el motorista del ruidoso bus en el que vine y para todos los demás es Cárcel de Mujeres.
Yo sigo esperando, como en los últimos quince minutos y como seguiré esperando por otros cuarenta y cinco minutos más, a que venga el funcionario que debe entregarme los cuentos y poemas que las internas enviarán al certamen literario que estamos organizando como parte de las actividades de mi trabajo.
Me gusta mi trabajo.
Mientras tanto, hay dos mujeres esposadas, sentadas en la pequeña grada de entrada, alcanzo a escuchar por los comentarios que acaban de llegar de su audiencia por tráfico de drogas, están rodeadas por cuatro policías, que para matar el tiempo conversan entre ellos, de pronto una de las mujeres le pregunta a uno de los policías cuánto gana al mes, el policía da una cantidad que no alcanzo a escuchar, la mujer da una carcajada y le dice:
- ¡No maje, eso lo hago yo en una semana!
El policía se revuelve incómodo un momento y luego le dice entre dientes:
- Pero a mí no me han dado doce años, maje. Y según vos, tu marido te va a estar esperando porque no lo quemaste. Ya ha de tener otra y vos aquí, por pasmada.
La mujer mira para otro lado. Todos callan.
Uno de los custodios llama por la reja de entrada y toma los papeles de la audiencia, las mujeres pasan a registro antes de ingresar. Los policías regresan a un transporte donde hay ocho más y parten.
Mientras sigo esperando, un amago de brisa mueve levemente las hojas del deslucido árbol de mango en el patio. Llegan otros cuatro policías. Una jovencita está esposada a una mujer de más o menos cuarenta y cinco. La mujer mira a todos lados, nada parece importarle mucho y de vez en cuando habla con la chica, que no deja de mirarse las muñecas: la que tiene esposada y la que no.
Una vendedora de café y pan dulce ha llegado a la reja. Los custodios y policías se turnan para comprar. Los policías que están cuidando a las mujeres se acercan de nuevo con sus vasos de café, el aroma golpea directamente la nariz. La mujer mayor mira sin querer el vaso de café y luego mira a cualquier otra parte, una sonrisa sarcástica tuerce su boca, no imagino de qué puede sonreír, pero como dicen las señoras: cada quien sabe lo suyo.
Al fin les reciben los papeles. Las mujeres vienen de que les dicten sentencia. Cuando han entrado al registro, la mujer policía le cuenta todo a uno de los custodios, mientras los demás escuchan.
- Diez años les han dado a cada una. La bicha diecinueve años tiene, imagínese, diecinueve y diez que va a pasar aquí, ya va a ser mujer cuando salga, aquí va a dejar de ser bicha...
Los policías que la acompañan asienten con la cabeza. Ella moja el pan en el café, mastica y habla.
- Y la mujer es la nana...
Uno de los custodios la mira sorprendido, me cuesta creer que un custodio pueda sorprenderse, pero imagino que siempre conservamos algo de fe en la humanidad. La mujer policía continúa, como tratando de convencerlo.
- Ella la metió al business... con cuatro entregas las agarraron, la bicha llevaba la mitad de las extorsiones... ¿bien jodido, veá?
El pan dulce se ha terminado. Los policías acaban el café de un trago y se suben al microbus donde vinieron. La reja principal se abre para verlos salir.
A mi me llaman ¡al fin! para darme el paquete de cuentos y poemas de las internas. Más tarde, en el bus de regreso a casa, no puedo sacarme de la cabeza la pregunta de la policía: ¿bien jodido, veá?. Pues si, se supone que los traes al mundo, los crías y los cuidas, tratas de que no se metan en problemas, pero no se supone  que los pongan presos por que te ayudaban a extorsionar... así que sí, bien jodido, en verdad.

No hay comentarios: