sábado, julio 11, 2015

Ninpha o la desidia del desencuentro

(Comentario sobre la obra de teatro de Jennifer Valiente)

Lya Ayala






Jennifer Valiente, dramaturga y actriz



Jennifer Valiente es para mí una mujer de múltiples facetas. Misteriosa y fascinante. Escribiré sobre ella en la introducción de este comentario, porque para ver a la Ninpha, tenemos que ver a la mujer que la creo.Inicia su trayecto por el teatro y para el teatro en la Universidad Nacional en 1998, pero es cuando funda en 2005 El Taller inestable de experimentación teatral Tiet, que Jennifer empieza darle cuerpo a su mundo: el teatro como actriz, dramaturga, directora. Ella es todo. Se desplaza, salta, recita, gesticula. Ella es incansable. Ha formado parte de proyectos teatrales en Payasos sin Fronteras, Teatro Libre, teatro Luis Poma, T-Atrio, El verbo en la ventana, entre muchos en los que ha sido invitada. Ha escrito guiones para radio.
Jennifer transita hacia un mundo complejo con su obra, su seudónimo Harry Castel nos habla de ello, escribe cuentos sin parar y los publica en el Suplemento Cultural 3000, cada sábado. Castel es una voz masculina en una voz fuerte femenina. Jennifer cuenta que esa voz la asume en la universidad cuando alguien le comentó que escribía “como hombre”. Y es que Jennifer Castel o Harry Valiente, puede entrar y salir sin problema del diálogo de teatro al diálogo del cuento. Ya les dije, ella es todo.
Jennifer también viaja, como si supiera que caminar por calles nuevas, mirar cielos nuevos le trae a su obra esa plasticidad que podemos ver. A Jennifer artista la podemos apreciar mejor cuando se le deja libre en las calles nuevas. Su diario de trabajo cuenta de las múltiples aventuras-trabajo, sueños-trabajo. Siempre avanzando, siempre haciendo desde escenografías, hasta muñecos en sus talleres.
Jennifer al abarcarlo todo, la biología, por ejemplo, también es madre, sus hijos la acompañan en su labor, también son artistas: músicos y actores.
¿Premios? Por supuesto, también, los tiene. Todos, les recuerdo que ella logra abarcarlo: entre algunos de ellos les mencionaré Juegos Florales de Chalatenango en 1996, con sus Diez cuentos de Adentro; Juegos Florales de San Salvador en 1996, con sus doce relatos, Del más Allá. Ganadora en la VII Bienal de Dramaturgia “La escritura de las diferencias” (Italia-Cuba, 2014). Primer lugar en narrativa. Certamen Francisco Gavidia, Universidad Francisco Gavidia. 1997. Primer lugar en poesía (compartido). Certamen Alfonso Hernández, ASTAC en 1997.
Junto a Ninpha está Santa María de la espera, otra de sus obras, donde la mujer es el centro. Acompáñenme a conocer a esta Ninpha, que como su autora lo abarca todo, lo inunda todo.

COMENTARIO EN TRES ACTOS

Los personajes nos hablan de sus dolores

Él y Ella son los personajes principales de la obra de teatro que Jennifer Valiente nos revela en esta nueva obra suya: Ninpha.
He querido iniciar este breve comentario, delineando a un Él y una Ella para que nos trasladen con sus personalidades neuróticas a un diálogo potente y clarificador.
Él y Ella se expresan sobre la guerra, sobre los recuerdos que ese drama colectivo fermenta en la vida de las personas. En Ninpha los personajes habitan el pasado, inevitablemente, la guerra los retrae al pasado, a lo que pudo ser; pero no fue. A las múltiples posibilidades de un futuro que los marca y los frustra.
Parecen hablar solos, los monólogos nos los describen; a él hondamente cansado y frustrado de la vida; ella, buscando las razones para sobrevivir a la desidia de él.
Los diálogos no permiten el respiro, son rápidos, llenos de expresiones cotidianas, reales. El ambiente de esas conversaciones entre ambos es triste, lóbrego. Además, los silencios, hay muchos, los personajes nos hablan con sus silencios.
Y es aquí donde Ninpha atrapa, en el círculo de la conversación desesperada de ambos personajes.Ante todo debo señalar que el ritmo de los diálogos es insinuante, es rápido, donde él y ella disponen sus frustraciones, sus sueños no realizados. La contraposición o la yuxtaposición de las dos voces convierten este precioso texto en un deleite para aquellos que gustamos de los diálogos ágiles, agrios, suspicaces.

La trama hacia el desencuentro

El punto central o hilo conductor de Ninpha son las cigarras, esos insectos que perseguirán al personaje femenino, durante todo el trayecto de la obra, para brindarle cierto hilo de esperanza que podemos ver a ratos, pero que inevitablemente se diluye.  Las cigarras en Él devienen en sangre fría, en desaliento, en desasosiego, en orgullo y cansancio de la vida.
Es la crisis de los cuarenta o la crisis de no saber asumirse como adulto, escuchamos decir a la voz en una voz secundaria, que escucharemos en el fondo de la trama.
¿Cómo se muestra la trama en Ninpha? Diálogos, sí. Cartas, también, donde la voz de Ella, pícara y misteriosa, le escribe  un amigo. Es decir, hay un flasback continuo, que nos refiere a través de las cartas a  otra trama que se teje dentro de la trama principal.
Ahí  Ella es el sueño, la melancolía, la esperanza y el amor; pero es, ante todo, la verdad. Ella se desnuda en la trama secundaria.

Escenario y luces

A nuestra dramaturga hacer bailar a sus personajes le es imprescindible, porque es en el movimiento del cuerpo donde se expresa aquello que no logra la palabra. En este sentido. Jennifer Valiente abarca todo aquello que el teatro es: diálogo, movimiento, gesto.
Y luces, en Ninpha el juego de las luces para ambientar los sentimientos, las sensaciones nos acompaña, el juego es completo. Nos envuelve desde todos los ángulos.

El desencuentro (epílogo)

El final de la obra es un diálogo completo sin estructura que separe escenas, el simbolismo se incrementa: papeles, calendarios, maletas. Jennifer no deja  nada al azar, conmueve con su tragedia y sus cigarras.

Los efectos finales de luz, voz en off, silencios, terminan de cerrar el círculo para los espectadores. Ninpha es la guerra y la posguerra salvadoreña vista por los ojos de una pareja. Es la esperanza y la desesperanza en pugna. Y al vernos, nos vamos a querer hundir en el sonido de las cigarras.


Lya Ayala. Escritora, periodista y editora salvadoreña. Ejerce la investigación y docencia en la Universidad José Simeón Cañas (UCA)

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