sábado, agosto 10, 2013

Pereza

En vacaciones me desconecté tres días... si, por eso no hubo Gaticueva la semana pasada. Los tres días que tuve de vacaciones los pasé en plan león ¿Saben? Cuando una no tiene en absoluto ganas de ver al mundo y su contenido, sobre todo cuando el contenido te lo resumen los noticieros en muertos porciento y se felicitan unos a otros porque el porciento es menor que el del año pasado hasta el momento, con un tono a medias decepcionado, a medias como si se hubieran ganado la lotería o algo así y antes que ir a observar la fiebre agostina de primera mano, recordando a tiempo que se tiene un ataque irreprimible de sociopatía cuando se ve gente aglomerada, una se mete en la cueva leonina de su cama, solitariamente a disfrutar de la suavidad pecaminosa de la sábana  cuando se está dormitando a plenas nueve de la mañana sin acordarse del despertador... pecaminoso si... se llama pereza y una vez que se instala no se va, así que lo mejor es ponerse una camisa liviana y llevársela suavecito a la cocina, procurando que no se espante con el aroma del café ¿Saben?  Ese momento en que el vapor silba y el apartamento completo se llena de ese olorcito a domingo aunque sea lunes y podés agarrar la taza con las dos manos y llevártelas despacito (a la taza y a la pereza) para darte una mañana sibarita de manzana, pan, queso y café mientras ves la tele (si, si, fueron tres días de absoluta perdición, qué puedo decirles) y te preguntás cómo diablos ha hecho la humanidad para sobrevivirse a sí misma, tan torpe y sola, tan descuidada y sin memoria, con las interrupciones necesarias para prepararles desayuno a los dos cachorros y sumergirnos los tres en una plática de apreciación sociopolíticaeconómica con roces existenciales sobre la segunda guerra mundial y a medida uno conversa van saliendo algunas ideas despreocupadas sobre nuevos montajes ¿Saben?  Lo que sucede cuando una buena conversa va pasando de una cosa a otra, deslizándose sobre el tiempo que se tiene para perder, es genial tener tiempo que perder y entonces una de casualidad se desliza sobre una piedra interesante y acabás en medio de una buena idea a la que le vas a dar vuelta hasta que pare en alguno de tus inventos.
En fin, que me desconecté tres días de las grandes cosas que pasan para poner atención en las pequeñas cosas cotidianas y por eso no hubo Gaticueva la semana pasada y había que dar las explicaciones del caso, aunque una desvaríe un poco ¿Saben? Como cuando se recuerda una de esas pequeñas cosas que te ponen feliz y te sonríes sola.

No hay comentarios: