lunes, diciembre 26, 2011

Regalo de La Gaticueva

Primero pensé en hacer una lista con deseos para fin de año, pero luego me acordé del dicho: "ten cuidado con lo que deseas porque puede convertirse en realidad" y ¿qué haría el país si los políticos se enmendaran de la noche a la mañana, o como quien dice, de noche vieja a año nuevo? sería el caos social, luego pensé en hacer la lista de buenos propósitos para el próximo año que me prometí hacer en el post Propósitos de año nuevo, pero la verdad me volvió a dar hueva y ante el dilema de si sería una buena idea o algo muy choteado plagiarle a Ciro la receta de la Cirogrip, desistí y finalmente decidí que esta gaticueva trajera un regalo de fin de año: el cuento número 150 de "360" que aún estoy trabajando, en estos momentos a paso lento a causa de una desertificación creativa que espero revertir pronto, así que por acá les dejó el número 150...


150. Villancico.
Caos es la única palabra que sería capaz de aproximarse a una descripción del Centro Histórico de San Salvador en la semana previa a la navidad. Miles de personas que hormiguean con los rostros congestionados por el calor, entre los cientos de bocinas del tráfico parado por horas, como dinosaurios atrapados en las prehistóricas pilas de alquitrán, gimiendo lastimeramente al azulísimo cielo de diciembre mientras se hunden en la reverberación del calor que desprende cada centímetro cuadrado del exterior, sin el auxilio del aire acondicionado. En medio de la Plaza Cívica frente a la Catedral, bajo la sombra de la ceiba, apoyada en la verja pintada de verde, una prostituta cincuentona entrada en carnes, deja ver descaradamente su oficio enfundado en una camisa de tubo de un morado metálico, que le queda dos tallas más chica, al igual que la falda de algodón alicrado, de un verde limón, que marca la tanga en su enorme trasero; todo le tiene sin cuidado, mira alrededor disfrutando del paisaje mientras tararea: “güi güish una meri crismas… güi güish una meri crismas… güi güish una meri crismas an japi niu yiiiiirrr…”


¡Felices fiestas! y espero verlos en el 2012

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